1. El mendigo


    Fecha: 27/12/2017, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Permítanme presentarme, me llamo Juan Pablo y vivo en una ciudad petrolera de Venezuela, el relato que les voy a contar me sucedió una navidad hace dos años cuando recién graduado de la universidad tuve que encargarme del negocio que mi familia tiene, todos ellos se habían ido a pasar navidades en el extranjero y me había tocado a mí quedarme, el negocio es una tienda de ropa de caballeros ubicada en el centro de una ciudad que queda a la orilla de la playa. El negocio quedaba en toda la avenida principal donde pasaban cientos de personas diariamente, al lado de donde yo trabajaba quedaba una venta de pastelitos y empanadas que vivía lleno, recuerdo que acostumbrábamos a pararnos en la puerta del local invitando a la gente a entrar y ver la mercancía. De mi diré que soy blanco, pelo castaño, mido un metro setenta y dos de alto y delgado, según los que me conocen soy atractivo, ah y soy bisexual. Volviendo al relato, un día mientras invitábamos a la gente a entrar al negocio noté la presencia de un joven alto, moreno pero no negro y delgado, que estaba recostado a una pared, se notaba que hacía días que no se bañaba, cargaba unas chancletas rotas al igual que la ropa, Un loco mas, dijo una de las vendedoras y así nos entretuvimos con el trabajo y me olvidé del joven, pero a los días siguientes lo vi otra vez, y siempre en la misma posición recostado a la pared, parado o sentado pero en ese mismo lugar, también vi que la gente le regalaba los sobrados de la comida y el ...
    ... refresco, como una de mis amigas había dicho que era un loco, yo inconscientemente lo había catalogado como tal, así que no le prestaba mucha atención. Pero un día fui a desayunar al lado de mi trabajo y las empanadas que compré no me gustaron así que me dirigí hasta el joven que estaba sentado en el suelo y le entregué la bolsa con la comida, el levantó la mirada y me sonrió, tomo la bolsa y ahí me fije, el chamo cargaba un jeans ajustado pero no cargaba ropa interior y bajándole por la pierna se le notaba algo largo y grueso que debía ser el pene. Aquello me impresionó, el me dio las gracias y volvió a sonreírme, ahí le detallé la cara, se veía guapo y no parecía loco, pero como uno nunca sabe, me regresé al negocio, pero el bulto del muchacho se quedó en mi cabeza, aprovechaba cualquier ocasión para pasarle por el frente y fijarme en su entrepierna, es más aquella noche pensé varias veces en el mendigo, hasta que me dije a mi mismo que me estaba enfermando y me distraje en otra cosa. Una mañana estaba en la puerta del local pensando en ir a almorzar, cuando vi al joven levantarse, cruzar la calle y dirigirse a un callejón que conduce a la orilla de la playa, dije que iba a comer y me fui por otra calle que me llevaría al mismo lugar que iba el tipo, fingiría que era un encuentro casual, lo más seguro es que él fuera a echar una meada, yo diría que iba a lo mismo. Y así como me imaginé sucedió, llegue hasta la orilla de la playa a unas instalaciones que en una época habían sido un ...
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