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Cruce de rutas
Fecha: 31/12/2020, Categorías: Hetero Tus Relatos Autor: Caramelo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... aquí ni me cogí a tu nieta… - Se lo dije riendo, para que entendiera que era un chiste. -No es por eso, es porque no me mentís. -Es que no hay motivo. Sos lo mejor que conocí en los últimos diez años. ¿Por qué te voy a mentir? -Estoy segura que cualquier otro me hubiera dicho “por favor Carmela, ¿cómo voy a tener otras mujeres?” Y continuó besándome. Hice lo mismo. Respondí a sus besos y caricias. Poco a poco nos pusimos en la anterior situación, de caricias y sexo. Ella masturbándome suavemente y yo acariciando su vagina llegando hasta el ano. -¡Qué lindo! ¡Me gusta! -¿Te gusta qué te acaricie la cola? – en realidad le estaba metiendo el dedo en el ojete. -¡Si, mucho! -¿Podemos hacerlo? - Pensé que entendería perfectamente lo que quería. -Si…, pero no sé. Me puede doler. -Vamos…, no me digás que con dos maridos, el culo que tenés, y más de 20 años de compañeros de cama, nunca nadie te pidió hacerlo por atrás… -Si, si, lo hice, pero hace mucho tiempo. Ahora no sé… -¿Te lo hicieron? ¿Te dolió? -Si, un poco, no fue muy grato, la verdad no quedé muy bien. En verdad no me gustó. -Bueno…, creo que lo haríamos muy bien, y ahora te va a gustar… -Pero… ¿cómo? -¿Tenés uno de esos aparatos que le ponían en la cola a los chicos cuando tenían fiebre, o retención intestinal? -¿La enema? -Si, eso ¿tenés? -Creo que en algún lado está. La buscó diligentemente. Apareció rápido. Carmela sabía muy bien para que lo quería. -Lo llenamos de agua y te lo metés en la cola. ...
... Todo limpito. -¡Jajaja! ¡Cómo cuando era chiquita! -Verás que te hace bien. Fuimos al baño. Lo llené de agua. Carmela se inclinó sobre el inodoro poniendo su hermoso culo en primer plano, y le introduje despacito en el ano. Apreté despacio y mandé toda el agua adentro. Era una tarea que realicé en varias oportunidades, y no precisamente en chicos…, pero sí en “criaturas” de otros tamaños. -¡Querés tenerme limpita! -Claro, es lo mejor para ambos. Obviamente estábamos desnudos. Le dije a Carmela que se sentara en el inodoro y largara todo lo que podía. Como yo estaba parado delante de ella, mientras descargaba su organismo, no perdió la oportunidad de agarrarme la pija y chupar golosamente. -¡Pará, pará! ¡No quiero perder fuerza! -¡Jajaa! ¡Qué flojón! -Bueno, calmate, no quiero perder energía. ¿Qué te parece si vamos a la mesa del comedor? -¿A la mesa? ¿Por qué? -Vení y te muestro. -Date vuelta. Me da vergüenza. - Me di vuelta. Hizo correr el agua del inodoro. Se levantó y se lavó en el bidet. -¿Tenés algún lubricante, vaselina, alguna crema suave, algo que ayude? -Si, acá en el botiquín, para el cuerpo y también para la cara. A mi edad hay que cuidarse. – Y se rió. – De la cara hablo. ¡Jaja! Sacó un pote del botiquín. Al fin fuimos hacia el comedor. La llevaba de la cintura, acariciando sus cachetes, metiendo los dedos entre ambos. -Apoyate sobre la mesa. - Se inclinó, las manos hacia arriba y ofreciendo el hermoso espectáculo de su espléndido culo a mí ...