UN DÍA DE REYES - Relatos Eróticos

UN DÍA DE REYES

... mi abuelita por el día de reyes y van a regresar hasta mañana.

- Entonces tenemos algunas horas... - él estaba nervioso pero dispuesto, me quité el suéter ahora y me quedé sólo en camisa, estaba empezando a verse mi erección - ¿tienes nervios?

- Un poco... - le tomé la cara y le di un beso. Era principiante, pero me excitó esa boca virgen.

- ¿Y en qué cama? - le dije algo anticlimático, jejeje.

- En la que quieras, ya sea en la de mi mamá y mi hermana o en la litera - me excitó cuando dijo que en la de su mamá y hermana.

Ya que era un chavito delgado y más bajito que yo, lo levanté fácilmente en mis brazos y me lo llevé cargando a la cama, apagó todas las luces y comenzamos a besarnos como locos, ni si quiera sentíamos frío a pesar de que el invierno se siente muy fuerte en enero aquí en CDMX. Le quité sus tenis, sus tines de Ironman y vi la forma de sus pies hermosos: delgados, lindas uñas y dedos, y se los acaricie con una mano mientras con la otra le quitaba su pants. Sabía que era su primera vez así que fui lo más tierno pero caliente posible. Nos metimos debajo de su cobertor, nos desnudamos completamente y arrojamos nuestras prendas por todo el piso (desde la sala hasta la litera y cerca del baño) y nos besábamos y acariciábamos como locos.

- Quiero mamartela - me interrumpió mientras yo le besaba el cuello y le acariciaba cada rincón. Con sus piernas me abrazaba la cintura y nuestros penes estaban a full.

- Será como tú quieras, mi ángel - siempre ...

... fui tierno, quería que recordara su primera vez y que se sintiera totalmente cómodo en ese momento.

Lentamente bajó y comenzó lamiendo mis testículos y mi pene, yo gemía de placer, era la lengua más suave que había sentido mi verga, me excitó demasiado. Cuando por fin metió mi pene a su boca sentí las típicas incomodidades que causa un virgen que no sabe mamarla, pero parecía que se adaptó rápido, después lo hizo, aunque no como profesional, si muy rico.
lo levanté y lo jalé hacia mí, quedó su cuerpo sobre el mío y comencé a besarlo y a acariciarlo como si de mi propio novio se tratara, vi su mirada de ternura... comprendí que no estaba teniendo sexo con él, estábamos haciendo el amor aunque él no supiera nada de eso y no tuviéramos ningún sentimiento de por medio.
Yo no podía ser descortés, me sentía muy cómodo, calentito y a la vez excitado abrazado a su cuerpo joven, besándonos como enamorados de toda la vida. Entonce pregunté:

- ¿Quieres ser el activo o el pasivo? - me acarició el cabello como un amante experto.

- Lo que tú quieras, yo estoy dispuesto a todo contigo.

Yo sabía que para ser pasivo se requiere de mucha práctica, de mucho tiempo, y que si él era virgen no iba a disfrutar el horroso dolor de la primera penetración anal. Así que lo recosté y bajé lentamente a mamarle la verga que, para su edad estaba bien desarrollada. Él gemía de placer y me encantaba oirlo, ser su primera vez en casi todo. Subí a su boca, lo besé, y le dije:

- Me vas a coger, ...