1. Cartas homoeróticas (II): De Janpaul a Mikel


    Fecha: 30/12/2017, Categorías: Confesiones Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    Querido amigo Mikel:
    
    Te he dicho querido porque te considero así, no solo porque te quiero sino porque te has convertido en mi querido, aquel que me demuestra el amor que necesito y el que me consuela convirtiéndome en una especie de tu amante, tu puta, tu geisha o qué, pero a la vez eres mi amigo, porque nos hemos conocido de siempre, hemos jugado juntos, hemos estudiado juntos, ¿te acuerdas de aquella paliza que me diste en la que me rompiste los dos dientes superiores de delante? Menos mal que éramos jóvenes y me los pudieron limar y arreglar. Pero yo recuerdo que te di tu correspondiente merecido. Pero éramos amigos y ya nos queríamos sin saber ni pensar qué íbamos a ser, al menos yo no sabía que era gay hasta muy tarde y sufrí unos años porque como no lo sabía de ti, pues nunca me insinué.
    
    Tu carta, después de tanto tiempo me ha dado mucha alegría, más que cualquier cosa buena que me pueda ocurrir, esto ha sido para mí como ver la luz al final del túnel. En tu carta me pides que te escriba nuestros encuentros, pero no sé si lo podré poner todo en esta carta, de momento empiezo por aquel que hicimos en Huacho. Teníamos ganas de encontrarnos lejos de casa para que nadie nos molestara y la emprendimos.
    
    Nos fuimos en coche, recién tú conducías y decidiste que no íbamos en autobús sino en coche desde Lima, ¿te acuerdas de las saunas que tomamos en Lima? Un día te lo recordaré.
    
    No tardamos tanto en llegar, porque no está excesivamente lejos, pero tampoco teníamos ...
    ... prisa porque me tenías para ti y te tenía para mí. Lo que sí sentíamos y comentamos en el coche es que nos íbamos a follar hasta sacarnos “la mugre” (1), recuerdo que esta era tu palabra, que a mí siempre me ha gustado más “la chochoca” (2). Pero ya por el camino teníamos la conversación sobre sexo y lo que nos admirábamos uno al otro. Y en consonancia con las palabras anteriores nos referíamos a la paliza sexual que nos íbamos a dar uno al otro, ¿te acuerdas? Jamás un viaje se me hizo tan corto. Fueron aproximadamente unas dos horas media (desde mi casa unos 150 km) muy amenas y yo tenía mi polla dura todo el viaje; mientras conducías, puse mi mano sobre tu bragueta y la tenías bien tiesa, que me dio gusto desabrocharte y meter mi mano, hasta que me dijiste que podría pasarnos algo. De todas formas dejé tu bragueta abierta para poner mi mano y tocar tu carne, lo que hice algunas veces y te daba mucho gusto.
    
    Al llegar a Huacho, lo primero fue buscar hotel. Sin pedir nada nos dieron una habitación buena que tenía una cama grande, que para los dos sobraba, ya que en casa nos acostábamos los dos en una cama normal para uno, y también sobraba cama. Pero eso nos alegró porque así estaríamos a nuestras anchas y porque al darse cuenta que íbamos a lo que íbamos, pues ya no nos preocupó nada, ni los posibles ruidos, ni los gemidos, por eso la habitación estaba en una esquina del hotel en el tercer piso.
    
    Salimos a ver la población y comimos algo, nos fuimos hasta el mar paseando, ...
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