Cartas homoeróticas (II): De Janpaul a Mikel
Fecha: 30/12/2017,
Categorías:
Confesiones
Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos
... allí nos sentamos contándonos chistes morbosos y hablando de nuestras sexuales intenciones y deseos. Así que miramos a diestro y siniestro, no veíamos a nadie que pudiera molestar, nos bajamos los pantalones y tú cara a mí y yo cara a ti comenzamos una masturbación. ¡Joder!, te acuerdas que yo me vine primero, pero qué chorros, tuviste que apartarte para que no te tocaran, y luego acabaste tú con unas rociadas tremendas de tu sabrosísimo semen. Tú siempre me decías que mi semen era salado, pero te lo tragabas por consideración a mí; el tuyo me parecía manjar de ángeles, lo probaste y me dijiste que el tuyo estaba salado y agrio, pero a mí me gustaba siempre. Por eso allí, frente al mar, me puse en cuchillas y te limpié la polla, esa preciosa polla tuya que me volvía loco, loco a morir.
Comimos en aquel restaurante y llenamos la barriga de ceviche, picante, muy picante, mucho marisco, machas, gambas, langostinos, mejillones, calamares con trozos de palta(3), tomate, con cilantro y todo eso que ponen, pero para mí lo mejor era la buena cantidad de rocoto(4) que tenía. Me caliento con el picante y se me pone la polla dura, te o dije, y te agachaste a mirar, abrí mi bragueta y la viste, menuda risotada, pero la concha de tu madre, joder, que toqué la punta de mi polla con los dedos y comenzó a picar que rabiaba. Tú te reías de ver mis lágrimas y el camarero aquel, que me vio rabiar y me trajo miga de pan diciendo que lo comiera que eso limpia la boca y deja de picar. Pasé ...
... la miga por la polla y no aliviaba nada, pero poco a poco iba remitiendo hasta hacerse soportable. Pagamos y salimos a dar otra vuelta.
Me acuerdo, y tú también lo recordarás, cómo me ibas bromeando, te agarrabas de tu paquete sobre tu pantalón y decías: “me pica, me pica, chúpamela”. Nunca te dije que me la chuparas, pero como tú te inventas, pues añadías eso. Pero yo te respondí: “esta noche mi polla en tu culo que me servirá de pan.
Y llegó la noche. De regreso hacia el hotel compramos unas cosas en aquella tienda de abarrotes que tenía de todo, compramos algunas galletas y una botella de whisky. Nos la zampamos toda ¿eh? Así nos pusimos. Apenas entrar en la habitación me quitaste mi ropa y te quité la tuya, nos miramos, nos abrazamos, con la idea de que todo nuestros cuerpos se juntaran y sentir nuestras pollas enhiestas tocándose entre ellas y en medio de nuestro abdomen. Luego había que sentarse, teníamos unas cosas que venían desde Lima para cenar la primera noche y con las galletas saladas nos la comimos, dos vasos, esos que ponen ara lavarse los dientes, los lavamos un poco más y los llenamos de whisky. Así cenamos con ganas de meternos en la cama. Vimos algo de televisión y nos fuimos a la ducha y de ahí a la cama.
Ya habíamos tomado la costumbre de no usar nada para dormir, ni la trusa(5) siquiera. Ya teníamos ganas de ese contacto en la cama, sin nervios, distendidos, con la noche por delante para nosotros. Como al día siguiente no íbamos a regresar y ...