El sueño jamás soñado
Fecha: 28/01/2021,
Categorías:
Hetero
Tus Relatos
Autor: Caramelo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... peor.
-Dale, se buenito. Acostate conmigo.
Me pareció que estaba media ida, tal vez borracha o algo así. Me dio un poco de temor la idea de Tati. Y no quería contradecirla. Si así estaría mejor y eso le agradaba, no se lo iba a negar. ¡Aunque nos podíamos ir suelo!
Entonces me acosté…, y claro, terminé casi encima de Tati.
-Así estás muy bien. Me gusta.
-Pero…, te voy a aplastar.
-No, para nada. Me gusta sentirte juntito a mí. Me gusta, sí, me gusta. - Y lo repetía una y otra vez.
En un momento pensé que su mamúa le hacía creer que estaba con su novio. ¿Qué iba a ser yo, además de disfrutar el contacto tan íntimo! Sentía perfectamente el bulto de sus tetas contra mi pecho. ¡Para qué! La erección se apoderaba de mi pene. ¡Sonamos! ¡Se dará cuenta y me sacará a patadas! Bueno, yo no lo busqué. ¡Pero fue peor!
Luego de un rato gozando de su “compañía”, Tati me dijo al oído: “¿Sabés? Hace mucho calor.”
-No hay problema. Voy al otro catre.
-No, no. Nada de eso. Nos desvestimos y quedaremos más frescos.
Inmediatamente me empujó para que me levantara. Se levantó ella también. Se sacó la blusa, se bajó la pollera, ¡y quedó esplendorosa en bombacha y corpiño!
-¿Y vos que hacés? ¿No te desnudás? ¿No tenés calor?
-Sí, claro, bue… - Qué otra cosa podía hacer…, y quedé en calzoncillos.
-Muy bien. Así me gusta. Vamos, durmamos juntos.
Ahora sí que la cosa se puso jodida. Sentir a lo largo de todo el cuerpo su piel junto a mí me hizo saltar como conejo. Sentía el pene ...
... que se apretaba contra ella pero no tenía manera de evitarlo. Tati no se hizo problemas. Estaba seguro que lo sentía.
De pronto comenzó a darme besitos en el rosto, muy suaves, a mis mejillas, los ojos, las orejas, la pera, a la boca no llegaba… todavía…
Y eso no fue todo. Tati me había pasado los brazos por el cuello, como para que no escapara. De pronto soltó uno y empezó a pasar su mano entre los dos cuerpos, hacia abajo. Iba a llegar a la entrepierna, no sé si la mía o la de ella.
¡Fue la mía! Sentí como deslizaba su mano entre el calzoncillo y mi cuerpo. ¡LLEGÓ! ¡Dios! Comenzó a acariciarme despacito. ¡Yo lo tenía como un bate! Muy suavemente me masturbaba. ¡Uy dio! ¡Me va hacer acabar!
Entonces me dijo: “Bajate los calzoncillos.”
-¿Cómo? No puedo así.
-Yo puedo. - Lo tomó de la cintura y rodeando mi cuerpo lo fue bajando.
-Levantá un poco la cola. - Y lo puso sobre mis muslos. - ¿Ya ves? No fue tan difícil.
Luego, no sé cómo hizo, porque un brazo lo seguía teniendo en mi cuello, pero de alguna manera se corrió la bombacha, que estaba totalmente empapada, sin soltarme, y guió mi pene hacia su vagina. Sentí como el glande se instalaba entre los labios, siempre guiado por Tati. Se acomodó, levantó la pierna que le quedaba libre de mi cuerpo y empujó hacia mí. Lo sentí entrar. Tati gimió despacito y la escuché en mi oído:
“Así, así, así me gusta.”
Bajó la pierna y me apretó como una morsa de carpintero. Tembló toda, tensó su cuerpo hacia mí y sentí su ...