1. El chófer, las francesas y uno más...


    Fecha: 31/12/2017, Categorías: Sexo en Grupo Autor: caroltruco, Fuente: RelatosEróticos

    ... oía un alma. Había eco. Los tacones de sus mocasines retumbaban en el metal.
    
    Las chicas seguían a la suya cuando el vagón se detuvo. Entre risas pararon un poco y se dieron cuenta de que ya no estaban en la ruta normal.
    
    En esto se abrió la puerta de enfrente y apareció Genaro. Sólo vieron a un cerdo cachondo con un pantalón tan abultado que si eso era todo carne, prometía ser descomunal.
    
    Hola putillas, soltó sin ningún asomo de respeto y mucho menos de consideración. Pero con mucho aplomo, todo hay que decirlo.
    
    Cuando las tuvo delante de él, una con el coño al aire y la otra con las tetas en el mismo plan, se sacó el cinturón, el botón, bajó la cremallera y liberó su enorme miembro ofreciéndolo gentilmente para la fiesta.
    
    Mientras Raquel no daba crédito a lo que estaba viendo en la pantalla: ¡¡¡¡Qué pollón!!!! ¡¡¡Pero si es Genaro!!!
    
    ¿Qué hacía allí Genaro?
    
    ¡Pero si estaban en cocheras!
    
    Joder, qué rico, joder, repetía como loca. No dejaba de tocarse, era imposible parar. Se hubiera follado la silla si hubiera sido posible.
    
    Las muchachitas lejos de cortarse, de taparse o cualquier cosa que tuviera que ver con el aburrimiento o la sosería, se miraron riendo y sacaron sus lenguas para desesperar aún mas al conductor que tenían allí plantado diciéndoles cosas que en su francés nativo no entendían... y ni ganas de entender.
    
    Estaban de vacaciones y sólo querían pasarlo bien. No conocían a nadie y estaban calientes como perras. Y no querían salir de ...
    ... allí sin correrse a gusto. Sólo querían comerse y chuparse hasta no poder más. Ya se sabe: a más km de casa, menos prejucios. De todos es sabido.
    
    Morreándose las nenas, Genaro se desató. Se acercó palo en mano y les dijo con su salero habitual: Os voy a comer el chochito que os lo voy a dejar como un pantano, perrillas...
    
    Vio que no lo entendían en su cara de ¿ehh? y enseñó la lengua meneándola como una serpiente. Lo cual fue suficientemente descriptivo, y más cuando les señaló la rajita y los ojos se le salieron de las orbitas.
    
    Ellas sonrientes y coloraditas, se separaron y se pusieron frente a él sentadas con el coño por delante. Llenos de juguitos que a Genaro se le antojaban manjar de dioses... Ay mamita qué delicia... balbuceó como pudo.
    
    Y probó de uno desesperado... y del otro de al lado también. Y volvía y comía, y chupaba. Y empezaba. Y las agarraba por las piernas y su lengua de cerdo se las comía enteras. Ellas calientes se sobaban las tetitas, se metían las lenguas en la boca y no podían creer que un hortera semejante, un guarro así, tamaño personaje, les estuviera haciendo el favor de lamerles la panochita mientras ellas se besaban tan a gusto. Nadie lo creería..
    
    Raquel estaba en el delirio. Se metía los dedos pues ya se había bajado el pantalón y nada se lo impedía. Imaginaba que Genaro a quien le succionaba el coñito era a ella. Y podía casi sentir la carnecita moviéndose por sus pliegues y sorbiendo su flujo. Oh cielos, se venía... y pensando en ...