Humillando a Fran, esclavita madurita - Relatos Eróticos

Humillando a Fran, esclavita madurita

... pezones, piel de la polla, piel del escroto, y luego le puse las que quedaban por cualquier plegue que se me ocurriese. Me pasé un rato así, y luego cambiaba las pinzas de lugar. El abrir la pinza para ponerla en otro lado da un dolorcillo agudo que estremece a cualquiera. Es delicioso, y mi zorra temblaba cada vez que se lo hice. Me habría gustado tirarle cera de una vela, me encanta, pero fue una de las cosas pactadas para no hacer (en otra de las ocasiones que quedamos, lo probó y le gustó, siempre gusta) Al acabar esta torturilla, le acabé quitando todas las pinzas y me levanté. Le atraje hacia fuera de la cama, de manera que la muy puta quedó con el cuerpo acostado de espaldas, pero con la cabeza colgando hacia arriba. Cogí la cuerda que utilicé al principio de la sesión, le metí la polla en la boca, y le fui pegando con la cuerda en el pecho y en la polla. No muy fuerte, pero insistentemente. Cuando me cansé le hice una paja hasta que se corrió, y no le costó mucho. Saqué mi polla de su boca y me pajeé hasta correrme, y apunté a su cara para dejarla llena de salpicaduras de semen. "no te muevas zorra" Me duché de nuevo, le desaté pero no le saqué el antifaz. Me di cuenta que se había relamido . Lo de cubo de semen le iba bien. "Llámame otra vez, puta". Me marché.

He quedado tres veces más con esta esclavita, me lo pasé bien, y supongo que me llamará otra vez. Cada vez me pide que le haga más cosas, y la última vez metimos a un travelo que dio mucho juego. Tal vez lo escriba en otra ocasión, me lo pasé genial, y sospecho que Fran lo pasa mucho mejor que yo.

Nota: El nombre de Fran es, claro, diferente al verdadero.

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