1. Los blanquísimos jamones 4


    Fecha: 08/02/2021, Categorías: Hetero Tus Relatos Autor: Caramelo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... hermosas y la delicia para cualquier hombre, pero yo, de ninguna manera, quería entrar en sus vidas…, bueno…, como un objeto sexual.
    -¡Jajaja! 
    -Es claro. Si se hubiera dado el caso de…
    -De querer coger con vos…
    -Si, por el placer de hacerlo, no hubiera tenido ningún reparo…
    Estaba	 desnudo, con la pija totalmente erecta y unas ganas bárbaras de cogérmela. Romi seguía riendo…
    Entonces fui yo que comencé a desnudarla, cuando noté que era lo que ella esperaba. ¡Mamita, que hembra!
    -Bueno, estamos listos. Vamos a bañarnos.
    Me toma de la mano y me guía hacia el baño que daba a la habitación. Había ducha y bañera. Un enorme baño de arquitectas,
    -Preferís la bañera o nos damos una ducha. 
    -La ducha está bien. – ¡Si nos metíamos en la bañera no iba “a tener más remedio” que cogermela!
    Abrió la ducha y verificó su temperatura,
    -Probá así. ¿Está bien?
    -¡Por vos me baño en el ártico si es necesario!
    -¡Al fin vos sos vos! ¿Querés una gorra?
    -No me importa mojarme el cabello.
    -Yo tengo que estar media hora con el secador. – Y se puso la gorra. - ¿Me enjabonás? 
    Comencé por la espalda. Jabón y esponja. El cuello, los brazos, los glúteos y… Romi se dio vuelta. ¡Las fabulosas tetas y los fabulosos pezones!
    -Podés dejar la esponja si querés. 
    Lo hice con mis manos y jabón, nada más. ¡Me la quería clavar allí mismo!
    -Ahora las piernas, ¿te parece? – Romi era imposible de rechazar. Abrió sus piernas y esperó.
    Me agaché y jaboné sus esculturales gambas…, hasta llegar a ...
    ... la ingle. ¡Estaba loco! ¡Allí mismo se la quería chupar! 
    -Dale, no dudés. Me gusta lo bien que enjabonás. – Y sonreía complacida.
    Puse la mano en su ingle y llegué hasta la vagina. No sé si estaba húmeda por la ducha o por sus propios jugos.
    -No tengás dudas. – ¡Romi supo en que pensaba! - La tengo húmeda por sentir tus manos sobre mi cuerpo. ¡En verdad te deseo mucho! 
    Lavé bien sus labios y acaricié su clítoris. 
    -¡Ay Dany! Dany… ¡sos el diablo del deseo!
    Tomó uno de mis brazos y me paré. No dejé de “enjabonarle” el clítoris. Me abrazó el cuello, puso su boca contra mis labios y nos besamos ardientemente, con dos lenguas luchando por la primacía. Mientras lo hacíamos mis manos llegaron a su ojete, lo enjaboné y acaricie a dos manos.
    -¡Ahhh! ¡Ahhh! ¡Me vieneeee!
    Me apretó contra su cuerpo, sintiendo yo como la pija quedaba entre sus piernas, en la ingle, y temblando se sacudió en un orgasmo. Por lo menos eso creí, parecía así…, pero seguía teniendo dudas de si estaba simulando.
    -Dany…, tesoro…, no quiero que creas que es teatro. ¡Agachate y chupame!
    Es lo que hice. ¡Si, si, si! ¡Eran sus exquisitos jugos!
    -¿Viste? Ni siquiera me la metiste y me hiciste acabar. ¿Comprendés que no estoy simulando? ¡Me gustás mucho…, muchísimo!
    No más vueltas. Nos secamos más o menos, y fuimos a la cama.
    -¿Cómo querés?
    -Lo que quieras.
    -¿Todo?
    -Bueno… casi. Vos sos demasiado ardiente.
    -Ja, ya veo. Araceli les contó.
    -¡Y nos divertimos mucho!
    -¡A esa nena le voy a cortar la ...
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