1. “Cuernos a la crema”. Historias de oficina, venganza de mujer: ¡Soy tu postre!


    Fecha: 04/01/2018, Categorías: Incesto Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos

    ... de abrir la puerta. Salí del apartamento, pero esos actos fríamente calculados, a los pocos segundos de que Laura hubiera cerrado con llave, vuelvo a golpear discretamente la puerta…
    
    Abre pensando que me hubiera olvidado de algo... Tan pronto abrió, ingresé, cerré la puerta apoyando mi espalda contra la puerta, sin hablarle la llevé al dormitorio, la arrojé sobre la cama, levanté la bata, hice a un lado la bombacha y se la mandé…
    
    El pantalón arrollado en mis tobillos, la pija totalmente “al palo”, abrí los cachetes con las manos y me mandé en su vagina, con toda la vehemencia de un calentón enardecido, agarrada de las ingles, la elevo para entrarme totalmente con la bravura de la calentura urgente. En pocos minutos fue consumida por la vehemencia del sorpresivo polvo que me eché dentro de ella. Concluida la faena de esta locura fríamente calculada, quedó trastornada por la agradable sorpresa de volver por más.
    
    Ahora la dejé tendida, acomodé su bombacha que se quedaba reteniendo mi enlechada, besé en la boca y me fui, dejándola reponiéndose del ataque brutal de su macho dominador.
    
    El día siguiente fue un símil de este, y el tercero, recién en el cuarto día como premio me brindó el culito, tan estrecho, para que se lo hiciera a modo de despedida de las mieles del comienzo de los cuernitos que le regalamos al ...
    ... marido.
    
    Durante un tiempo lo estuvimos "corneando" al tipo que la vejó con su fidelidad, para colmo con su mejor amiga. En ese último mes nos dimos más y mejor.
    
    Siempre terminé dentro de ella, más de una vez se fue con el semen dentro de la conchita, sin limpiársela como cuando le daba en el auto. En el último mes lo hacíamos casi a diario, estaba insaciable con el sexo. La semana pasada, en el hotel nos mandamos dos polvos geniales, hasta con crema, como la primera vez.
    
    En el relax, después de hacerle el culo y besarme con una ternura distinta, que excedía la intimidad de una relación sexual, confió que estaba embarazada.
    
    —¿De quién?
    
    Un beso, una sonrisa, otro beso, por toda respuesta.
    
    —¡Te quiero!
    
    En ese “te quiero” estaba la respuesta implícita a muchas cosas. No eran necesarias más preguntas, ni más respuestas, aprendimos a conocernos en este tiempo.
    
    Volvimos a tomar café, muchas veces, como compañeros de trabajo, nunca más relación de amantes, pero sí amigos. Tomó mi mano, la llevó al vientre, la posó sobre él para que sintiera latir la vida contenida, me miró a los ojos y me beso.
    
    Sin palabras, para qué, sus labios sabían a crema Chantillí, como la primera vez.
    
    Podrías decirme que sentiste al leer mi testimonio, estoy en[email protected] esperando que me lo cuentes.
    
    Nazareno Cruz 
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