1. Tatoo y algo más


    Fecha: 05/07/2017, Categorías: Voyerismo Autor: dulces.placeres, Fuente: CuentoRelatos

    ... imaginar, y más también, teníamos sexo al levantarnos, a la siesta, a la noche, en la ducha, en el coche, en el patio… diablos…
    
    Ella empezaba a consumir mis energías, había perdido unos cinco kilos, no tenía paz, nunca se saciaba…
    
    La situación parecía volverse insostenible, honestamente no podía seguirle el ritmo.
    
    Fue en esos días cuando tuvo una brillante idea, Mariana me comentó que quería hacerse un gran tatoo en una de sus nalgas, estaba buscando algunos dibujos de lechuzas, eso es lo que quería, y sabía que no importaba mi opinión, ella lo haría.
    
    Sonreí sin comentar, imaginé perversamente que en tremenda nalga seguramente tendría una lechuza gigante…
    
    Y en un tiempo empecé a ver los primeros trazos en su glúteo derecho, apenas unas líneas de un arduo trabajo.
    
    Yo sabía que Alfonso era quien le hacía el trabajo, ella me contaba que era un viejo amigo que le había hecho la mayoría de los tatuajes, que era de confianza y no sé cuánto más, pero sentí revolverme las tripas solo imaginando el momento del trabajo, el culo de mi mujer desnudo a los ojos de ese ‘profesional’.
    
    Y empezaron algunos roces, algunos celos, cuando yo sabía que ella iba a una de las sesiones, admito que solía ponerme insoportable…
    
    Mariana fue quien sugirió que la acompañara, si es que eso lograba bajar mi ansiedad…
    
    Así conocí al famoso tatuador, un cuarentón que aparentaba muchos más, flaco como esqueleto, con la piel pegada a sus huesos, de cabellos plateados prematuramente ...
    ... por las canas, largos y recogidos, de mirada profunda y voz ronca, con una sonrisa para desconfiar.
    
    Mariana nos presentó, él ya sabía porque yo estaba ahí, en rol de custodio, pero no pareció inmutarse. Pude notar que ellos se conocían hace tiempo, incluso antes que yo apareciera en la vida de mi mujer.
    
    El cerró los cortinados del local para dar privacidad y trabó la puerta con llave, me dijo que me sentara a un costado, y luego se dirigió a mi mujer mientras se ponía unos guantes esterilizados
    
    Vamos flaca, a ver cómo anda ese culito?
    
    Algunas cosas quedaron claras para mí en ese momento, su sentido del humor, mi mujer no era ‘flaca’, y no tenía ‘culito’, y mi presencia no lo inmutaría para nada…
    
    Mariana dejó con naturalidad a un lado la pollera quedando con una diminuta colaless roja, con sus enormes jamones expuestos, se colocó boca abajo en la camilla y se entregó a las manos del artista…
    
    Preparó en silencio todos los implementos, observó el cuadro y pronto el sonido característico de la máquina de tatuar llenó la habitación.
    
    Alfonso empezó a trabajar sin levantar los ojos del culo de mi esposa, su mano libre reposaba en su cuerpo semidesnudo y esto me provocaba cierto escozor, Mariana, parecía ajena al dolor y me miraba solo para ver mi reacción, tenía esa cara de puta que ya le conocía…
    
    El tipo entonces, directamente empezó con su ofensiva dialéctica
    
    Flaco… hermoso culo tiene tu mujer… cierto?
    
    Yo no respondí, aturdido por lo directo de la ...
«1234...»