1. Dulces artesanales


    Fecha: 05/01/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: SexNonVerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... gustado.
    
    -Me voy. Ya escuché demasiado.
    
    Entonces Estefanía se dio media vuelta y avanzó con paso firme hacia la cortina que la separaba del tórrido sol de la pampa. Abrió los retazos de tela que cubrían el vano de la puerta de salida y unos rayos intensos entraron al almacén. Allí seguían su auto, su madre y sus hijos, esperándola a la vera de la ruta.
    
    -Todavía no me dijo su nombre.
    
    La voz del chico la retuvo una vez más.¿Por qué no me voy de una puta vez?, Pensó. Pero se volvió para responder.
    
    -Estefaní- Pero no logró terminar de pronunciar su nombre. Sandro estaba sentado sobre el mostrador, con sus piernas colgando del lado habitual de los clientes, justo frente a ella. Pero eso no era todo. Se la estaba pelando como hacía un momento atrás sobre su cama: con parsimoniosa lentitud.
    
    -¿Estéfani? ¿Y eso qué es? ¿francés? ¿inglés?
    
    -Sos un borrego maleducado. Tu pobre abuela debería saber cómo te comportás con los clientes.
    
    -Me preguntaba si no querrías volver a probar...
    
    Entonces sucedió aquello; aquello que nuevamente cambió el curso de todos los acontecimientos.
    
    Sandro tomó el frasco abierto de mermelada que descansaba apoyado sobre el mostrador, se lo llevó hasta su entrepierna y hundió su pija en la mermelada espesa. Percibir el sonido acuoso que produjo la verga del borrego al sumergirse en la textura de aquella dulce mucosidad fue el desencadenante. Estefanía dio dos pasos hacia el mostrador, pero se detuvo cuando Sandro volvió a posar el ...
    ... frasco junto al anotador. La pija, levemente curvada hacia arriba, apuntaba justo hacia ella; estaba dura, mojada y brillante. Unas gotas pesadas pendían de la punta sin terminar de caer y restos de pulpa de naranja se habían adherido en las venas del tronco.
    
    -Esta vez te va a encantar. Vas a ver...
    
    Estefanía se acercó sin sacarse aquel empalagoso espectáculo de la vista. Llegó hasta allí y posó sus dos manos sobre los muslos del muchacho. Sandro llevaba ahora el pantalón de gimnasia a la altura de los tobillos.
    
    -Sos un borrego sucio y maleducado. Alguien tendría que darte una buena lección para que aprendas a tratar a una dama. -Acto seguido inclinó su torso hacia abajo y se metió en la boca todo aquel chorreante y empalagoso artefacto. Rítmicamente y con destreza lamió, succionó y tragó unas cuantas y sonoras veces, hasta extinguir todo resto de dulce. Para ese entonces Sandro había posado sus dos manos sobre la cabeza de su cliente y acompañaba los movimientos gráciles de su cuello.
    
    Estefanía disfrutaba mucho más el sabor de la carne que el de la naranja. Hacía deslizar la tranca del borrego contra su paladar almibarado y su lengua. Sandro estaba en la gloria. Los pies le colgaban del mostrador como los de un infante. Había estirado su cabeza hacia atrás y exhalaba grandes cantidades de aire con cada nuevo descenso hacia su entrepierna. Su verga había empezado a palpitar y los músculos de sus muslos comenzaron a tensarse debajo de las manos de Estefanía.
    
    Quizá ...
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