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Dulces artesanales
Fecha: 05/01/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: SexNonVerba, Fuente: CuentoRelatos
... tendría que haberte escrito esa nota. Fue una boludez de mi parte. -¿Cuál es el problema? ¿Usted no se hace la paja? La pregunta desconcertó a tal punto a Estefanía que tuvo que apoyar sus dos manos sobre el mostrador para no trastabillar en el último paso. Si la cosa se iba a pasar de la raya era mejor dejar todo tal como estaba y salir de allí. Pero por alguna razón se resistía a abandonar el sitio. Probablemente solo quería evitar volver al micro-cosmos privado del auto. O, probablemente, algo la atraía de toda aquella incómoda situación; desde el principio. -No me parece una pregunta para hacerle a una dama. -Pero es usted la que insiste sobre el tema… Me espía; me escribe una nota… después se arrepiente y me pide disculpas una vez, dos veces, tres veces… Yo solamente me hacía una paja recostado en mi cama, igual que debe hacerlo usted en la suya. ¡Guau! La mente de Estefanía explotó. El borrego tenía razón. Era ella la que se había enroscado con el tema. El chico ni se había sonrojado al leer la nota. -Bueno, Sandro… Dejémoslo así. -Estefanía trató de ocultar su turbación y ensayó su mejor sonrisa- ¿Me vas a dar a probar el dulce de naranjas de tu abuela? El chico la miró con el frasco de mermelada abierto. Estefanía percibió en su cuerpo la vibración de aquella mirada.¡Ese borrego era bastante más astuto de lo que suponía! Pensó ella. Entonces Sandro hizo algo que torció el rumbo de aquel encuentro. Algo que no se suponía que debía hacer. Como ...
... cuando ella jugaba a seleccionar un recuerdo, una imagen mental, y comenzaba a rodar una nueva película a partir de ella. Allí estaba comenzando una nueva película. Sandro sumergió su dedo índice dentro del frasco de dulce. Luego lo retiró pletórico de una sustancia untuosa color naranja brillante. El aroma a fruta invadió la estancia. -¿Quiere probar?- Preguntó con su mejor cara de vendedor experto, mientras extendía su dedo a la mujer que estaba del otro lado del mostrador. Estefanía acercó sus labios lentamente hacia aquel manjar. Sus ojos estaban clavados en los de Sandro. Quería desestabilizar a aquel borrego. Semejante derroche de seguridad en alguien tanto más joven que ella la irritaba… Abrió la boca y el dedo untado se hundió entre sus labios; lo engulló completo sin dejar de mirarlo a los ojos. Luego lo fue retirando poco a poco, rozándolo con su lengua y con la punta de sus dientes. El dedo salió limpio, brillante y húmedo. -¿Y bien..? -Quiso saber el vendedor. -No está mal. -Y se pasó la punta de la lengua por el labio inferior como queriendo hurgar en los restos.– Es rico. Pero decile a tu abuela que se siente un poco el amargo. -No lo creo. Quizá haya sido mi dedo. Bueno, usted sabe… no tuve tiempo de lavarme la mano. -Sandro cerró el puño y lo batió dos veces en el aire, hacia arriba y hacia abajo, recordándole qué había hecho con su mano hacia tan solo un momento. -Sos un borrego mal educado y asqueroso. -Pero usted me dijo que le había ...