1. Dulces artesanales


    Fecha: 05/01/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: SexNonVerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... mostrador y comenzó a contorsionarse entre espasmos y gritos de placer. Ese borrego sabía lo que hacía.
    
    Casi un minuto tardó en reponerse. Por segunda vez en el día tenía la sensación que había vuelto de la muerte. Él la ayudó a incorporarse y la guio con su mano en el pequeño salto que la devolvió al suelo. Cuando estuvieron parados frente a frente los dos sonreían, pero ninguno supo qué decir. Estefanía tuvo el impulso natural de besarlo con ternura, pero cuando se disponía a reaccionar él posó sus manos sobre las caderas de ella y la giró de golpe dejándola otra vez frente al mostrador, como si la forzara a seguir comprando. A sus espaldas sintió como la mano del borrego se metía por debajo de la falda de su vestido para descorrer nuevamente la tela de su bombacha; aunque esa, claro, no era su única intención. Comenzó a masajearle las nalgas con la mano abierta. Disfrutaba de aquel culo citadino como ella había disfrutado de su lengua rural. Luego, uno de sus dedos se fue localizando alrededor de su esfínter y comenzó a trazar movimientos circulares y concéntricos… cada vez más profundos. Tanto que finalmente Estefanía sintió el pinchazo de la primera falange al atravesar su estrecho anillo muscular.
    
    -¡Aahuch! -Soltó sin poder evitarlo. Pero se quedó justo donde estaba: aferrada al mostrador, expectante. No iba a decirle que se detuviera. Esta era una película que todavía tenía final abierto.
    
    Sandro, advertido por el reclamo de su clienta, retiró delicadamente el ...
    ... dedo y apretó su cuerpo contra el de ella ajustándolo contra el mostrador. La asió de las caderas y frotó su pene inhiesto contra el culo de Estefanía.
    
    -¿Qué tenés en mente, borrego malcriado y atrevido?
    
    -Darte de probar lo mejor de la casa. -Se lo dijo con la boca casi pegada contra la nuca. El contacto le erizó la piel de toda la espalda.
    
    Acto seguido Sandro tomó el frasco abierto de dulce de higo, se lo llevó hasta la entrepierna y sumergió su verga una vez más dentro de la mermelada. ¡Plop! Estefanía entendió todo con aquel sonido. Y casi que pudo adivinar el final de la película.
    
    A los pocos instantes el glande rebosante de dulce se posó tierna pero decididamente sobre su anillo muscular. Estefanía separó levemente los muslos y relajó su cuerpo como hacía mucho no lo hacía. Tuvo que volver a aferrarse al mostrador para no perder el equilibrio. Y así el borrego se fue metiendo en ella, así, desde atrás, rompiéndole el culo. Nunca había vivido esa experiencia tan singular. El dulce de higo le brotaba y se le derramaba por entre los muslos como el agua de un manantial a medida que Sandro se abría paso hacia lo más profundo de ella. Cogieron así durante casi cinco minutos. Primero despacio; después más fuerte… Entre gemidos y aullido de placer Estefanía acabó dos veces más antes de que Sandro depositara toda su semilla en la oscura profundidad de sus entrañas.
    
    Minutos más tarde caminaba sin prisa sobre el pedregal, nuevamente bajo los rallos del sol, hacia su ...