1. A mis 11 años, manoseado por el Padre Osvaldo (60 años)


    Fecha: 05/01/2018, Categorías: Gays Autor: natzareno, Fuente: SexoSinTabues

    ... para comer algo y fui al club donde practicaba fútbol. De allí, salí apurado hacia la clase con don Osvaldo. Esa es la razón por la que, seguramente, me miraba el padre Osvaldo, pensé. Es que traía puesta la camiseta y el pantaloncito corto con el que había entrenado. Se notaba a leguas que estaba transpirado y sucio, pero a esa edad uno no anda pensando en ir a clase de catequesis con traje y corbata. Yo "- Disculpe señor, vine del club directamente porque pensé que no llegaba". Le dije al sacerdote con voz tímida debido a su persistente "mirada láser" que me recorría todo el cuerpo. Osvaldo "- No hay problema, entiendo. Dijo mientras notaba yo, que el señor Osvaldo, tragaba un poco de saliva, algo que me resultó un poco raro. Es que, si bien siempre fui inocente, también era observador. "- Ven, entra que hace frío, te vas a enfermar". Me dijo, mientras me hacia una seña con su mano para que lo siga. Me llamaba la atención que el padre Osvaldo no esté vestido con su típica sotana blanca, esa misma con la que solía dar las misas o visitar el colegio. Se encontraba vestido con una bermuda verde y una camisa celeste. Claro que, lógicamente, pensé que estaba en su casa y por eso no era necesario estar con su sotana. Seguí al señor Osvaldo por un pasillo hasta donde había una especie de sala de estar, con dos sofás, una mesa ratona, y un televisor. "- Por favor, deja tus cosas en donde quieras". Me indicó. Dejé mis cosas (mi mochila, con los útiles y algunos cuadernos) en la ...
    ... mesa ratona, frente al televisor. "- Señor, ¿cuándo llegarán los demás?" Le consulté. "- No sé, ya que esta es la primera clase de este grupo. Pero todos suelen venir cinco minutos antes. " Me respondió. "Okey. ¿Le molesta si paso al baño?" le consulté. "No, es más, si quieres bañarte, hazlo. Te hará mal la mezcla del frío con el sudor. ¿Por qué no tienes un abrigo?" me preguntó. Y me hizo recordar que, con la ansiedad de ir a la clase de catequesis, me había olvidado mi abrigo en el club. “-¡Uhhhh! ¡Me lo olvidé en el club! ¡Que tonto soy! ¡Mi mamá me mata cuando se entere!" le respondí preocupado al hacerme recordar de mi abrigo. "- Hahaha! No creo que se enoje mucho, si le explicas bien lo sucedido. " me respondió acercándose a mí y tomándome los hombres desde atrás con sus manos, en señal de apoyo. "- Es que ella es muy atenta a esas cosas y se enoja mucho. " volví a decir preocupado. "- En verdad, no creo que se enoje si le explicas lo sucedido. Pero si tanto te preocupa su enojo, te puedo llevar con el auto al club para buscar tu abrigo, cuando termine la clase. ¿A qué hora cierra el club?" me consultó mientras yo notaba que su "señal de apoyo" iba tomando otra forma. Es que el padre Osvaldo, con su simpática voz, me mostraba empatía y ofrecía su apoyo para que recupere mi abrigo y, así, no molestar a mi madre cuando regrese a casa. Pero, por otro lado, mientras el sacerdote me decía eso, pude sentir cómo desde atrás, lentamente me abrazaba con sus brazos cruzando por ...
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