1. Pide un deseo


    Fecha: 08/01/2018, Categorías: Infidelidad Autor: carihuevina, Fuente: CuentoRelatos

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    -Pide un deseo.
    
    No recuerdo el día en que alguien me lo dijo puesto que por aquel entonces yo creía que mi vida era perfecta, que nada había en ella que pudiese mejorarse; ¡que equivocada estaba!
    
    Fue un 11 de agosto.
    
    Yo iba de camino hacia la librería en busca de algo interesante para leer en los próximos días (ya que marchaba en viaje de negocios) cuando, al doblar la esquina, tropecé de frente con él.
    
    Era un ensueño de hombre, de esos hombres que no destacan por su belleza, puesto que era una belleza, podríamos decir, pueril.
    
    Metro ochenta de altura, moreno, barba de dos días y el cuerpo de una persona que va al gimnasio, más que nada, por afición.
    
    ¡Vamos!, que cualquier mujer no podría dejar de posar los ojos es su figura.
    
    Tras el choque fortuito cada uno siguió su camino.
    
    No volví a pensar en él hasta que, por cosas del azar, volvimos a coincidir en una cafetería.
    
    No sé porque lo hice. ¿Quizás porque llevaba un par de años eludiendo relaciones que querían convertirse en algo más serio a largo plazo?
    
    El caso es que me decidí a ir a hablar con él. ¿Qué podía perder? De todos modos, era un simple desconocido y una respuesta negativa no debería causarme más que simple indiferencia hacia su persona.
    
    Así pues, me senté en la barra a su lado. Pedí una copa e intenté entablar una conversación superflua y carente de sentido alguno.
    
    La cosa parecía ir bien encaminada. Al inicial "hola" recibí como respuesta una amplia ...
    ... sonrisa y otro "hola".
    
    Me decidí pues, a seguir hablando.
    
    Sin duda, fue la mejor decisión que tomara en mucho tiempo.
    
    Cuatro años más tarde de ese improvisado "hola" decidimos comprometernos y nos casamos.
    
    Fue un día que no quisiera olvidar nunca y aunque el peor de los acontecimientos imaginados ocurriese en aquel instante, el resplandor que yo irradiaba, jamás sería eclipsado por tal evento.
    
    Tras la boda, nuestra vida transcurría en las afueras de la ciudad, en un pequeño pueblo.
    
    Con una casa sencilla rodeada de un pequeño jardín, día tras día, nos procesábamos mutuamente, el gran amor que albergábamos el uno hacia el otro.
    
    Fue un día como otro cualquiera cuando la generación de la que yo formaba parte, decidió hacer las más que arque-típica cena de ex-alumnos, que tras diez años de obligado desconocimiento sobre la vida de aquel que compartía pupitre a tu lado; deciden saber que les deparó la vida a sus "amigos de infancia" y de paso, como no podía ser de otra manera, presumir de lo bien que la vida se portó con uno mismo.
    
    A regañadientes acepté la invitación y fui.
    
    Apenas si recordaba algún detalle de la gente con la que compartí colores, lápices, reglas... durante 8 meses al año y 15 o 16 años de mi vida.
    
    Estando en el umbral de la puerta del local, observando cada gesto de la gente que allí se encontraba, mi mirada se cruzó con una persona que desató una oleada de recuerdos en mi cerebro, a cada cual más gratificante que el anterior.
    
    Era ...
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