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Vivo amando una ilusión
Fecha: 11/01/2018, Categorías: Lesbianas Autor: Soyrelator, Fuente: CuentoRelatos
... tan extraordinario. Han pasado muchos años y yo aquí y ahora en mis oídos puedo escuchar su dulce voz y su risa. Juro que desde que la vi, imaginé lo que podría llegar a sentir si besaba esa boca. Perfecta, hermosa, tentadora y para mí; prohibida. Ella me atrapó. No me pude resistir. Desde que la conocí todo lo demás en mi vida pasó a un segundo plano. Sólo tenía sentido estar cerca de ella y extasiarme con su perfume y la belleza incomparable de su rostro. Una dulce mujer que cualquier hombre quisiera conocer y disfrutar. Estuvo compartiendo conmigo durante todos los días y salíamos a caminar conversando sobre cosas que nos pasaban a los jóvenes de ese tiempo. Nuestra generación que no conocía celulares, ni internet ni redes sociales. Pasábamos los minutos y las horas hablando y analizando nuestro pequeño universo con alegrías y tristezas. Debo admitir que casi siempre la charla desembocaba en lo relacionado con su novio y lo que les tocaba soportar. Muy dentro de mí sentía celos y no podía dejar de pensar la fortuna de tener esa princesa enamorada. Yo me esforzaba y sabía que se iría pronto, por lo tanto tenía que insistir para tratar de conquistarla. Tenía poco tiempo. Una noche en que fuimos a bailar, la besé sutilmente en la comisura de sus labios aprovechando la penumbra del lugar. La música, unos tragos y el ambiente me ayudaron. Supongo que también su tristeza o nostalgia influyeron y me besó. Primero con desconfianza pero luego con algo de pasión. ...
... Me di cuenta que le atraía algo de mí. Sin dudar la besé apasionadamente apretándola contra mi cuerpo. La sentí vibrar y suspirar. Yo estaba al borde de la locura. Me parecía un sueño. Una especie de embrujo me atrapaba porque la piel de terciopelo de su rostro generaba en mí una magia o algo parecido. Una cosa que nunca me había sucedido. Pasaron las horas y así estuvimos. Ella se negaba por momentos a lo que estábamos haciendo porque recordaba a su hombre amado y no quería traicionarlo. Nos fuimos. En el camino discutió no sé por qué cosas con su hermano y decidió quedarse a dormir en mi casa. Mi madre le acondicionó rápidamente la habitación de mi hermano que por esos días no estaba y allí pasó la noche. No pude dormir. A pesar del cansancio y la hora yo estaba desvelado. La tenía tan cerca y a la vez tan lejos. Y era así porque me pareció incorrecto acercarme a su lugar de descanso. Con qué argumento voy, me dije. Con qué excusa podría invadir yo su intimidad y avanzar sobre algo que podría tener otras consecuencias. Mis padres, su familia. La confianza. Su noviazgo. En fin. No era prudente dar un paso así. La verdad es que perdí la noción del tiempo y del espacio. Ni el frío de la madrugada me detuvo. No sé en qué momento sucedió. De repente me vi de pié junto a su lecho contemplando con ternura cómo dormía, y comencé a besarla y a acariciarla como enajenado. Despertó asombrada. El sueño interrumpido y sus grandes y hermosos ojos negros como la misma noche me ...