La mamá de mi compañero de la Universidad. Me enamoré. - Relatos Eróticos

La mamá de mi compañero de la Universidad. Me enamoré.

... como si fuera una veinteañera, levantándola con cada empellón, me metí la verga bien profundo, sentí su vagina caliente chorrearse encima de mi verga en el interior de su vagina.  La clavé contra la pared y no dejé de pistonearle mi verga un solo instante hasta llevarla a otra inminente larga corrida.   Yo no paré esta que comencé a estallar dentro de rajita, seguí pistonenado y sacándome la leche hasta la última gota.  Luego hubo silencio, solo las respiraciones de ambos se oían en ese silencio.

Luego la abracé y la llevé a un cómodo sofá en la sala, me senté y ella se acomodó encima de mi y en mis brazos, nos besamos rico un momento.  Me dijo que había estado increible, que tenia mucho tiempo de no gozar así.  -Ven, recoge tus cosas-, me tomó de la mano y me llevó a su recamara, ella iba semidesnuda, puede ver su caminar, era una mujer madura, con sus marcas de edad, pero bella, su busto y sus nalgas aún desafiaban la gravedad.  Llegamos a su recamara, se terminó de quitar la ropa y me pidió también hacerlo, me llevó a la ducha, íbamos desnudos.  Prendió el agua y la puso tibia, más caliente que fría.  Nos metimos en la ducha, hicimos algunas bromas, luego nos abrazamos y comenzamos a besarnos, fue algo mágico, yo recorría su cuerpo con mis manos y ella hacía lo mismo, como experimentando nuestros cuerpos.  Me besó el cuello, luego las tetillas, eso me fue poniendo caliente, mi verga comenzó a despertar, siguió bajando por mi pecho, vientre y llegó a mi verga, la tomó ...

... con las manos, la acarició la observó, me dijo que tenía una linda verga viéndome con sus lindos ojos, luego la comenzó a lamer en todo lo largo, lo hizo a todo lo largo y ancho, bajó hasta mis cojones y le pasó la lengua, fue indescriptible, luego la tomó y metió el glande en sus labios y la mamo suave, luego ingresó más carne en su boca y entonces la metía y sacaba en una clara mamada.  Mi verga fue aumentando de tamaño y se puso de nuevo lista y dispuesta.  Yo ahora la tomaba de su cabeza y la incrustaba contra mi pene metiéndosela toda en su boquita.  Al poco rato, ella se puso de pie, cerró la llave de la ducha y con prisa me tomó de la mano y me llevó a su cama.

Se acostó y me puse encima, nos besamos apasionadamente y entonces me fui colocando entre sus piernas, coloqué mi verga en la entrada de su rajita, la cual estaba ya dilatada, no fue difícil penetrarla completamente, en la posición del misionero, comencé a pistonearla suave al inicio porque nos estabamos besando bien rico, luego nos soltamos de la boca y fui acelerando la penetración duro y profundo, Janeth gemía fuerte, me clavó sus uñas en la espalda y ahora entramos a un gran ritmo, ambos gimoteábamos y le dábamos duro, ella ayudaba moviendo sus caderas y abrazándome fuerte, después de un buen rato, ella empezó a gritar, sentí como esta bella hembra mojaba su vagina nuevamente en otra inmensa corrida.  Yo seguía dándole duro.  En eso giramos en la cama, sin apartar nuestros sexos, ahora yo quedé abajo y ella ...