Tan ponedora como gallina culeca
Fecha: 14/01/2018,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos
... analmente, y con la punta de su glande apuntando al hermoso agujero que le había llamado sin duda alguna su atención (a punto de introducirse en tan fogosa hembra), sorprendieron al chamaco.
La puerta de la habitación se abrió estrepitosamente y se hicieron terriblemente reales sus anteriores palabras:estaba por ser castrado; cuando menos eso pensó, una vez vio a Nabor con cara de: “aquí te llevó la chingada”.
—¡Me lleva! —se dijo Doña Cristina, aun estando de a cuatro.
—¡’Ora si te va a cargar el diablo, cabrón! —gritó Nabor, dirigiéndose a Felipe.
El joven quedó mudo.
—¡No...! ¡No lo toques! Él no tiene la culpa —gritó la Señora.
Nabor hizo oídos sordos y, desenfundando un revolver que llevaba al cinto, amenazó a joven quien se enrollo en una esquina.
Nabor lo pateó múltiples veces.
La fantasía realizada se le estaba convirtiendo en terrible pesadilla al joven escaldado.
—¡Basta, y mejor mira aquí! —oyó gritar, a sus espaldas, Nabor.
Al voltear, Nabor pudo ver a la esposa de su patrón apoyada en sus rodillas sobre la cama, y abriéndose los cachetes de su trasero al máximo.
—En vez de gastar así tus energías, mejor úsalas en mí. ¡¿Qué...?! ¿Me vas a decir que nunca me has deseado en todo el tiempo que me conoces? —le dijo Doña Cristina a Nabor, al mismo tiempo que, completamente empinada, lo volteaba a ver con lujuria.
—¡¿Eh...?! —musitó Nabor.
—Anda... ven y móntame —ofreció la Dama.
¿Y quién podría quedar indiferente ante tal ...
... proposición?
Minutos más tarde, mientras el chico se recuperaba de los golpes recibidos, y aún estaba en el suelo, Nabor, ya sólo en calzoncillos, chupeteaba la raja de su patrona.
—Mmmm... desde cuando quería chuparle la pepa —decía el bronco hombre, al mismo tiempo que la Señora, totalmente abierta de piernas, emitía gemidos de placer.
Las rudas pero vigorosas lamidas avivaron la fogosidad de la hembra, poniéndole a tope el hervor de su sangre caliente.
—¡“Aí” cabrón!, nunca imaginé que fueras tan bueno pa’ esto —gritó la dama.
Felipe, sentado en el suelo, pudo atestiguar como el custodio de la Señora, ahora completamente desnudo, le exponía el notable grosor de su, no menos, largo miembro.
Doña Cristina, sentada a la orilla de la cama, miró hacia arriba al empleado de su marido y...
—¡Válgame...! No creí que calzaras tan grande —dijo, con un tono algo divertido.
—¡Trágatelo! —exclamó rudamente el cortante hombre.
La Señora así lo hizo.
Aquel hombrón no se conformó con la forma de mamar de su ama y, tomándole con ambas manos de su nuca, hizo que ella se lo tragara hasta la garganta.
—¡Cómetelo todo! —ordenó Nabor.
Luego, prácticamente, se folló la boca de su patrona, entrando y saliendo brusca y vertiginosamente.
Más tarde, Felipe atestiguó cómo el “pescuezo” bravucón del temido Nabor se abría paso entre aquellos labios genitales que él mismo había apetecido minutos antes.
—¡Eso...! ¡Lo quiero todo Nabor, lo quiero todo! —gritaba la ...