1. Un viaje a la playa con mi madre y yo (Segunda parte)


    Fecha: 14/01/2018, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Aldebaran, Fuente: CuentoRelatos

    Para Lara, mi más fiel lectora.
    
    Dormimos abrazados mi madre y yo. Para nosotros esa noche el mundo dejó de existir.
    
    Yo me desperté empalmado y al abrir los ojos, mi madre no estaba.
    
    Me levanté medio dormido con legañas en los ojos y vi que la luz del baño estaba encendida. Me asomé a la puerta y vi a mi madre sentada en la taza y masturbándose.
    
    Imaginaos la escena, mi madre haciéndose un dedo y yo el rabo empalmado apuntándola.
    
    -Mamá, le dije, ¿porque no me has esperado? si estas tan caliente, podemos tener sexo, ¿no?
    
    -Pensé que estabas dormido y quería dejarte descansar, dijo parando un momento.
    
    -Oye, se me ha ocurrido una idea. ¿Porque no sigues haciéndolo y yo me masturbo también a ver quién termina antes?
    
    -No está mal, me dijo picarona. Tu padre y yo nos masturbamos muchas veces juntos antes de acostarnos.
    
    -¿Pero hasta cuando no os acostasteis?
    
    -Hasta la noche de bodas. Yo enseñé a tu padre como te conté, todo lo que tenía que saber sobre sexo, pero el muy tonto no quiso probarme hasta entonces.
    
    -Pues él se lo perdió. Que tonto.
    
    -Hala, vamos a ello, me dijo mi madre retomando su masturbación.
    
    Como no me daba tiempo a ir a la habitación y coger el lubricante, me eché jabón por encima y empecé a masturbarme.
    
    -Avísame cuando te vayas a correr, me dijo mi madre ya muy jadeante. Sonó así: Avi, sa, sa, me, cua, cuan, do, do, te, te, va, va, yas, a, co, rre, rre, rrer...
    
    Yo estaba a tope viendo como mi madre se iba, pero quería ...
    ... aguantar lo más posible.
    
    Como unos 10 minutos después mi madre se corrió. Me dijo entre jadeos:
    
    -Hijo, ¿todavía no? ¿todavía aguantas?
    
    -Si mamá. Esto es muy fuerte, pero todavía aguanto.
    
    Viendo que no me iba, agarró mi polla y terminó de masturbarme. Mi semen salpicó su cara y sus tetas. Esta vez sí se restregó el semen por ellas. Era mi fantasía porno echa realidad.
    
    Al acabar, se duchó, pero cosa rara, no me dejó ducharme con ella.
    
    Bajamos a la playa y nos bañamos juntos, jugamos a las palas y enseguida tuve que tumbarme boca abajo, porque viéndola con su bañador mojado volví a tener una erección y me quedé así todo el rato hasta que nos fuimos para que nadie me viera.
    
    -Eres muy ardiente, me dijo cuando nos íbamos de la playa.
    
    -Claro mamá, no soy el mojigato que era tu marido.
    
    -La juventud que viene pegando fuerte, jajaja.
    
    Me encantaba verla reír.
    
    Llegamos al apartamento, nos duchamos y nos dispusimos a volver al restaurante.
    
    -¿Vamos a volver al restaurante del camarero salidorro? le pregunté a mi madre.
    
    -Conocemos al dueño de toda la vida. Ya veníamos aquí antes de que tú nacieras.
    
    -Pues no me pareció tan viejo.
    
    -Ya, es que es su hijo. Ahora lo lleva el.
    
    Nos sentamos en la mesa de ayer y esperamos a que nos trajeran la comida. Otra vez paella, pensé, que originales son.
    
    Mi madre se había tapado un poco más esta vez, con lo que el “camarero salidorro” se quedó con las ganas de mirarle las tetas.
    
    Dejó la comida y se marchó. ...
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