Mi historia
Fecha: 15/01/2018,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... agacho el y me la comio a mi. Chupaba frenéticamente: yo senti un extasis total y desacrgue en su boca cantidades enormes de semen. Entonces se levanto y paso por mis labios su lengua llena de mi leche y me dijo: "ahora tu a mi". Entonces me abrio la boca y me metio su gordisimo nabo. Yo sentia que me ahogaba y queria sacarlo, pero no me dejaba. Me empezaron a dar arcadas y entonces lo saco. Yo devolvi un poco de baba y me lo volvio a meter pero esta vez mas suavemente. Yo seguia sintiendo ahogo y el entonces se corrio. Senti su semen por la garganta y escupi sobre su polla y su vello pubico. Entonces el me ordeno que le limpiara la punta del nabo con mi lengua. Yo le obedeci y sorprendentemente se volvio a correr sobre mi cara. Limpio mi cara con sus propias manos y me pidio perdón, ante de vestirse y marcharse.Estas fueron, aunque no lo podáis creer, mis primeras exeperiencias sexuales: reales, os los juro. Otro dia os contare como acabo todo.
Mi historia se remonta muchos años atrás, 37 años. Yo tenía 19 años y vivía en una casa aislada de Galicia. Compartía casa con mi padre, que andaría por los 40, mi abuelo de 60 y tantos, mi tío del que no se su edad y, esporádicamente, mi hermano (de 19 años), ya que estaba interno en un colegio de La Coruña y sólo venía en vacaciones y algún fin de semana. Yo había ido al colegio hasta los 9 años, pero, al morir mi madre, vino mi tío, que era sacerdote, a vivir con nosotros y el me daba las clases en casa y deje el colegio para ...
... siempre. Es por eso, que prácticamente no tuve contacto con chicos de mi edad, ya que sólo íbamos a la aldea para los tratos comerciales de mi padre y para comprar la ropa no más de cuatro veces al año. Las casa más cercanas estaban a varios kilómetros y además no había niños en las mas próximas. Tal era mi ignorancia sobre el sexo que nunca me había masturbado. Mi tío además me decía con frecuencia que tocarse los órganos genitales era un grandísimo pecado y tal era mi miedo que hasta para mear procuraba hacerlo sin casi tocarme. Había tenido algunas poluciones nocturnas que me tenían aterrorizado, pues pensaba que lo que salía era algo parecido al pus y no me atrevía a preguntar a nadie si aquello era normal.
Pero un día sucedió algo inesperado. Mi abuelo se ocupaba de la cocina y la casa y mi padre del campo y del ganado. Teníamos una especie de ducha muy rustica en el corral y mi padre con frecuencia se lavaba allí antes de comer. En una ocasión, mi abuelo, extrañado por la tardanza de mi padre, me pidió que le fuera a buscar para comer. Yo me acerque al corral y antes de llamar, oí unos gemidos extraños que no sabia interpretar. Me asome por una ventanuca pequeña y vi a mi padre completamente desnudo (era la primera vez que le veía así) y empalmado haciéndose una paja (aunque yo no sabia que era aquello). Me quede paralizado, viendo como bajaba y subía la mano con furor, hasta que se corrió y me di cuenta de que lo que le salía era muy parecido a lo de mis poluciones. ...