De drogas, sexo y otros placeres (Primera Parte) - Relatos Eróticos

De drogas, sexo y otros placeres (Primera Parte)

... cumpliría como mujer en gratitud. Era el mismo alter ego que brotaba en mi cuando me convertía en chica en la privacidad de mi casa, pero hoy sería mi debut. Abrí la maleta y saque un rastrillo y una crema de afeitar corporal y comencé a depilar cada centímetro de mi pie lo que no resulto tan difícil en parte por ser casi lampiño y por otro lado por tener ya depiladas partes del cuerpo como la entrepierna, las axilas, glúteos, ano y espalda como resultado de mis previas depilaciones en casa para vestirme de nena. Una vez quede limpiecita me lave el cuerpo con un jabón y exfoliante corporal con aroma a durazno, lo que complemente lavando mi cabello con un shampoo de fragancia frutal bastante densa. Aproveche para lavar bien mis dientes y limpiar orejas y pelitos de la nariz y cejas. Finalmente y si bien me había estado preparando para la ocasión, aproveche para hacerme una ´limpieza a profundidad´ en mi orificio que pronto seria estrenado primero un dedo, luego dos, tres hasta  introducirme los cinco dedos en un ligero mete y saca tomando ventaja de los líquidos y espuma de mi baño para lubricar y enjuagar. Me asegure de quedar bien limpia por dentro y por fuera procurando no pasar por alto algo que pudiera causar una mala experiencia para él y un momento vergonzoso para mí. Me sorprendía tanto el efecto de los químicos ingeridos como la mera noción de asumir mi papel de nena en mi mente y cuerpo: ya no encontraba desagradable el prospecto de ser la nenita de un tipo ...

... libidinoso sino que me calentaba la idea a más no poder. Me excitaba saberme deseada y tener un efecto hipnótico en un hombre solo por poseer un cuerpo delicado y rasgos de chica era de lo más cachondo. No tenía mucho busto, pero nalgas si tenía y bien formadas por mi afición a correr, así como una cintura acentuada y un vientre plano por mi dieta vegetariana. Además la metanfetamina es infame por adelgazar a quienes la consumen. Si a esto le agregamos mi cabello castaño y rizado al estilo Jim Morrison no era de sorprender que muchas veces me dijeran desde niño que debí haber nacido niña. 

Cerré la llave de la regadera y mire la hora en mi celular 9.25. Tenía por mucho 10 minutos para terminar de arreglarme. Rápidamente seque mi cuerpo y tras prender un ´´toque¨ para bajarme la calentura un poco (pues no quería verme tan zorra…aun) tome un tarro de crema humectante para el cuerpo de entre las cosas de la maleta y comencé a embalsamar mi cuerpo con ella, cubriendo mi piel con un suave aroma dulzón a vainilla desde la nuca hasta los pies. Era momento de escoger el atuendo. Mi corazón latía a mil pues esta era mi parte favorita, mi clímax personal: nada me prendía más que sentir la delicada y fina ropa de mujer sobre mi cuerpo, se me hacía de lo más morboso y sexy. Para la ocasión había decido usar una pequeña tanga negra de hilo dental que remarcaba coquetamente mis cachetes y para hacer juego, unas medias negras de encaje hasta por encima del muslo y que eran una de mis prendas ...