1. Vanessa: Una ingenua ama de casa.


    Fecha: 02/06/2021, Categorías: Voyerismo Tus Relatos Autor: Albert Raymond, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... dejando ahí a Gerardo lamentándose por su atrevimiento.
    Aunque desde luego, después de pensar las cosas por varios días, Vanessa llegó a la conclusión de que quizás había sobre reaccionado, después de todo, ellos ya eran novios y se supone, según en las novelas que alguna vez vió en su casa, que eso hacen los novios. Por lo que retomó su relación con Gerardo, que se disculpó infinidad de veces con ella, y aunque ella le dijo que estaba bien,  fue muy clara con él diciéndole que sólo con su consentimiento la podía besar, cuando ella quisiera.
    Él desde luego, aceptó los términos ante la posibilidad de perder semejante portento de mujer. Gradualmente, los besos fueron subiendo de intensidad, aunque no estaban seguros de si lo estaban haciendo correctamente, eran las únicas personas que habían besado el uno al otro, sólo tenían experiencia de lo que veían en la TV para deducir cómo se hacía aquello, pero igual a ambos les gustaba hacerlo.
    Al terminar la preparatoria, Gerardo se metió a estudiar la Licenciatura en Administración de Empresas en una universidad dentro de la misma ciudad, Vanessa, no quiso seguir estudiando, por lo que, a petición de sus tíos, se puso a trabajar de mesera en un café que habían abierto recientemente, con los ahorros producto de su trabajo en esos años.
    Aunque desde luego, el noviazgo de Gerardo y Vanessa seguía, y en los ratos libres que tenían los dos, pasaban tiempo juntos, en el cine, cenando o cosas así.
    Como ya planteamos antes, Vanessa era ...
    ... inocente, ingenua y sobre todo confiada de las demás personas, por lo que nunca faltaba el zorro que se daba cuenta de ello y se aprovechaba de esa situación. Cierta ocasión, cuando no tenía mucho tiempo que había entrado a trabajar ahí y teniendo 18 aún años, ya entrada la noche y a punto de cerrar, cuando ya habían cambiado el letrero de abierto a cerrado, para que ya no entrara más gente y mientras sus tíos ya se habían ido a su casa, Vanessa limpiaba con esmero el pequeño pero acogedor café, como era su labor, antes de cerrar e irse a casa. El último cliente disfrutaba de un café y un cuernito mientras se deleitaba la pupila con Vanessa, la cual, como buena mesera, llevaba como uniforme un vestido blanco con un mandil, y en un descuido, al agacharse, dejó ver su ropa interior y su culazo al individuo que, embelesado por tan deliciosa imagen, tiró por "accidente" su café en el piso, justo al lado de su mesa y de su silla. Vanessa volteó a ver lo que había sucedido y aquel hombre puso su mejor cara de pena que pudo, deshaciéndose en disculpas. Ella, al verlo con cara de sufrimiento, le dijo que no se preocupara, que enseguida limpiaba, yendo a la parte de atrás por más jabón para limpiar el café derramado, percatándose de que sólo quedaba un chorrito en el bote, pero sería suficiente para terminar de limpiar.
    Vanessa fue a seguir con su labor, mientras entablaba una conversación con aquel cliente:
    —Menos mal que ya había terminado de limpiar la tienda—Dijo Vanessa.
    —¿Por ...