Pregunta Comprometida 2 - Relatos Eróticos

Pregunta Comprometida 2

... artes…
-¿Ves? Lo que digo. Vos siempre estuviste ligado al arte…
-Ella pensaba seguir con un pintor y dibujante, junto con algunas compañeras, para perfeccionarse. 
	Bueno, sigo:
“Ese día irían a verlo. Salí un poco más temprano. No sabía cuánto tardaría. Si no pasaba nada me relajaría… ¿qué iba a hacer? Cuando llegué, por supuesto, Susy estaba sola, preparando la cena. Me acerqué a ella. Estaba haciendo algo en la mesada de la cocina y le besé la mejilla, como siempre cuando llegaba, un beso de saludo y cortesía. Pero ahora fui más efectivo. Siempre habían sido besos muy por “arriba”. Como gesto, nada más. Ahora le tomé la cabeza y le estampé uno sonoro, en la mejilla. Susy se sorprendió un poco. Y bajó la vista. No lo correspondió. “Hola ¿cómo estás?” Se volvió a sorprender. Yo nunca la había tuteado. Levantó la cabeza y me miró… y se dio vuelta para seguir en lo suyo. “Parece que estamos solos ¿no?” “Eh…, si, Noelia vendrá más tarde. Fue con unas compañeras al taller de un pintor o dibujante, o algo así, para ver si les daba clase…” “¿Vos estás bien?” “Si, claro muy bien.” Seguía sin mirarme… ¡Tenía cola de paja…! “No tenés apuro con la cena entonces…” “Bueno… adelanto algo…” “Pero podemos hablar ¿no?” “Si, claro.” Seguía con la vista puesta en las verduras que cortaba…
“¿Te gustó lo que viste?” Me jugué, no quedaba otra. “¿Qué? ¿Cómo?” “Te vi varias veces. Estabas en la puerta de la habitación.” Apoyé una mano sobre su hombro, descubierto, por la remera sin mangas ...

... que tenía puesta. No se movió. Seguía con la cabeza gacha. “Está bien. No hay nada de malo. Noelia no lo sabe.” “Ahh ¿si?” “No me contestaste.” “¿Qué?” “Te pregunté si te gustó.” No levantaba la cabeza ni contestaba. “Con Noelia somos muy apasionados. Nos gusta mucho jugar en la cama. Vos lo sabrás, supongo.” Nada, ningún gesto, ningún movimiento. “¿A vos te gustaba? Supongo que sí. Sos muy hermosa. A las mujeres hermosas como vos y Noelia esas cosas les gusta…” “No…, no sé…” ¡Al fin una respuesta! “Supongo que no veías bien. El dormitorio está en penumbras. Nos dijiste que dejáramos la puerta abierta para mirar o para que no hagamos ruido?” Allí la vi sonreír. Apenas… pero lo hizo. “Seguro que te gustaría ver bien lo que hacemos ¿no?” La tomé de la cintura y la atraje hacia mí, así, de espaldas. Le besé el cuello. Ninguna resistencia ni reacción. “¿Querés que hagamos lo mismo?” Nada. No me miraba a los ojos. La tenía de la cintura contra mí. Seguro que sentiría el bulto… Le saqué el delantal. Lo tuve que pasar por su cabeza. La solté, a propósito. No se separó. ¡Eso estaba bien! “Veni Susy, te muestro.” Le hablé al oído, muy despacito. Dócilmente se dejó conducir al dormitorio. ¡Su dormitorio! Seguía sin mirarme. Cuando estuvimos al pie de la cama le desabroché la pollera…, y le saqué la camiseta. Ninguna resistencia, pero seguía sin mirar. O era muy tímida o hacia teatro de sumisa. Cuando quedó en bombacha y corpiño le indiqué que se sentara en el borde de la cama. “¿Me ...