De Sexo, Drogas y Otros Placeres (Parte 3) - Relatos Eróticos

De Sexo, Drogas y Otros Placeres (Parte 3)

Cerré la puerta tras de mí, no sin antes dirigir una pícara sonrisa tanto a Pipe como a Sabras: ¨ya vuelvo amores, no tardo¨ les dije enviándoles un beso travieso como despedida.  Ambos hombres yacían en sus respectivos asientos, jadeantes y agotados, recuperándose aun de los sabrosos orgasmos que mis habilidades orales de novata causaron en ellos. Uno pensaría que durarían más tiempo antes de correrse pero era evidente que me había vuelto una experta en calentar hombres. ¨Y una maestra en mamar pene¨¨pensé con humor, cierto orgullo y el sabor del exquisito semen aun en mi paladar. Era claro que les fascine de pies a cabeza y que bien era posible que jamás habían tenido a una ¨chica real¨ tan sexy, obediente  y provocativa como yo en sus vidas. Probablemente ninguna novia o prostituta había conseguido calentarlos tanto y tan rico como yo lo había conseguido. Me sentía plena y realizada, pero sobretodo deseada y no era para menos, pues el empeño y dedicación invertidos en mi transformación de José a Anel valieron la pena. Para empezar mi presentación limpia, cuidada y femenina con un atuendo que provoco inmediatas erecciones y constantes manoseos por todo mi cuerpo, luego mi actitud de muchachita cachonda, seductora y sumisa que los calentó al punto de olvidar que soy un chico disfrazado de nena, deleitándose en su lugar con mi cuerpo y presencia y por último y no menos importante, las exquisitas mamadas y el rico faje que les propicie tan complacientemente hasta el clímax. En ...

... fin, cada acto había cumplido su propósito de manera óptima para derivar así en una deliciosa experiencia para todas las partes: ellos tenían una putita virgen e inexperta para uso personal y por mi parte, los problemas de deuda y vicio estaban cada vez más cerca de ser cosa del pasado a la vez que cumplía mi más profundo y secreto deseo de ser toda una señorita al servicio de los hombres. Todo mundo ganaba.
De nuevo me encontré a solas en el baño, pero a diferencia de hace una hora no me sentía temerosa o asqueada por la situación en la que me encontraba. En su lugar había surgido en mí una obsesión por convertirme en toda una zorrita sensual y caliente. Si bien esto era en parte debido a mi alterado estado mental por el consumo de narcóticos, no había duda alguna de que en mi mente me fascinaba asumir el papel de una coqueta putita dispuesta a cumplir hasta la más sucia fantasía y satisfacer totalmente el apetito carnal de sus machos a cambio de una probada más de verga y como estaba destinado a ocurrir en breve, una buena y brutal cogida.
Subsecuentemente, debía estar perfecta para ser el ¨plato principal¨ de dicho festín. Decidí entonces darme una breve enjuagada en todo el cuerpo, enjabonando y lavando cada rincón del mismo para después volver a humectar y perfumar mi cuerpo con cremas y fragancia, además de retocar mi maquillaje en ojos y labios para enfatizar mis rasgos femeninos aún más. Básicamente volví a prepararme como si fuera la primera vez que lo hacía: todo ...