Mamá y las nenas - Relatos Eróticos

Mamá y las nenas

... pasillo que llevaba a los  dormitorios. Yo conocía la casa. Lori no lo sabía… todavía. Fuimos al dormitorio. Me tuve que levantar los pantalones para caminar…, y la pija estaba bien dura.
-Sentate en la cama. – Lorena había dejado la puerta entreabierta. No me hice más problemas. 
Me senté en un borde. Lorena me sacó los mocasines y el pantalón…, puso una almohada en el piso y se arrodilló. Empezó a chupar meticulosamente, con clase.
-Tu pija es maravillosa. Acariciable, besable, chupable y mamable. ¡Exquisita!
-Me gusta mucho cogerte por la boca, mi amor. – Ensalzaba su arte.
-¡También a mí! – Lorena movía la cabeza. ¡Adentro, afuera, adentro! ¡Efectivamente me estaba cogiendo con su boca!
	Puse mis manos sobre su cabeza. Digo “puse” porque no tenía ninguna necesidad de empujar o moverla. Ella lo hacía por su cuenta. Justamente genial, puede manejar la penetración con absoluta solvencia. Sus labios húmedos, suavecitos, me acarician todo el tronco. Su lengua recorría el glande deteniéndose en el meato…, el “agujerito” como decía ella, y yo subí hacia la gloria. Su propia acción…, con la “ayudita” de sus dedos en la concha, le provocó tremendo orgasmo.
-¡Aaaahhhh! ¡Mmmmmm! ¡Qué rico! – Lorena se manifestaba casi a los gritos. Sin duda quería que las nenas escucharan.
-Pará un cachito, mi amor. No quiero acabar tan pronto.
-¡Si si si! Es… que… ¡me gusta tanto! ¡Es tan rica qué no puedo contenerme!
Lorena se sacó la pija de la boca y se paró. Me la dejó durísima y ...

... con una tremenda ganas de acabar. Le indiqué que se acostara. Me puse de rodillas entre sus piernas y me agaché a chupar.
-¡Tu concha es gloriosa!
-¡Jajaja! ¡Sos un zalamero!
Recorrí los labios externos e internos. Chupeteé un poquito el clítoris descapuchado. Metí la lengua en lo más profundo posible de la vulva y cuando apreté el clítoris con los labios…, de mi boca, aclaro, le metí tres dedos bien adentro. ¡Nuevo y maravilloso orgasmo!  
Con tan rico sabor, y chorreando los juguitos de Lorena, repté hacia su rostro. No besamos intercambiando jugos. Ella mantenía en sus labios y su lengua mi preseminal, y yo tenía la boca llena de sus fluidos. ¡Todo riquísimo!
¡Con ella sí que podía hacer una buena cubana! Así que a eso fui. Me tomó la pija entre las tetasas, masturbándome como los dioses. Sacó la lengua bien afuera para alcanzar el glande. Cuando yo subía me lo lambeteaba…, cuando bajaba se pasaba la lengua por los labios… ¡Y así como diez minutos! 
No sé calcular bien los tiempos cuando estoy en estos menesteres, pero haría más de media hora que estábamos juntos, refregándonos, y todavía no se la había metido. Pero la gozada es extraordinaria. Supongo que para ella también, dado que no me había pedido que se la meta. Mejor así. No me viene tan pronto. No puedo decir que sea eyaculador precoz, pero soy muy calentón, y cuando estoy con mujeres tan hermosas y cariñosos como las que frecuento en el último año, me cuesta un montón contenerme. Por eso prefiero, en algunos ...