Entre compadres todo se perdona - Relatos Eróticos

Entre compadres todo se perdona

Mi comadre y yo

Mi nombre es Alberto, somos de México, tengo 40 años y estoy felizmente casado con Ester, que tiene 39. Tenemos 2 hijos y hace varios años compramos una propiedad en una zona rural del país y por temporadas
venimos de vacaciones toda la familia, pero yo vengo semanalmente aunque solo a revisar el avance del trabajo de los peones.
Tenemos unos amigos y compadres que tienen edad parecida y viven cerca de nuestra casa de campo. Ellos se llaman Cándido y Yolanda. Hemos sido amigos por muchos años.
Hace unos meses tuvimos una desaveniencia y no nos hemos vuelto a hablar. Ester está muy molesta con Yolanda y no la quiere ni ver.
Pues un día estando yo trabajando desde mi casa de campo, a eso de las 2 pm, oigo que me buscan y al salir a ver, resulta que es Yolanda que vino a buscarme.
En realidad me extrañó mucho la visita, pero la atendí lo mejor que pude, haciendo como si nada hubiera pasado.
Yolanda entra a la casa y nos sentamos en uno de los corredores a conversar. Estábamos solos en la casa, pues vine solo y los peones ya habían terminado su jornal.
Le pregunto el motivo de la visita y me comenta que está muy triste porque nos hemos distanciado de ellos, y que ellos no quería que nos enojáramos. Nosotros siempre les 
hemos ayudado dándoles algunos trabajos o dinero cuando han pasado situaciones difíciles. Yo me suponía que la visita y el deseo de reconciliarnos, estaba motivado por la
ausencia de la ayuda que les dábamos.
He de decir que Yolanda, ...

... a pesar de la edad tiene un cuerpo extraordinario. Tiene una enormes tetas y un trasero de infarto. De hecho más de alguna vez imaginé comerme
ese jamón, pero dado que nuestra relación fue siempre muy respetuosa, nunca hice ningún acercamiento.
Pero al verla tan preocupada, se me metió el Chuky y pensé que podía aprovechar esta situación.
Efectivamente me cuenta que quiere arreglar la relación y que han estado muy mal económicamente. Que a veces Cándido ha pasado temporadas sin trabajo y se les ha puesto el asunto difícil.
Yo le comenté que yo podía interceder con Ester para tratar de arreglar el asunto, pero que ya la confianza mutua se había perdido, y que era muy difícil si no había confianza entre nosotros.
Le insinué que era necesario hacer algo para que entre ella y yo, al menos, hubiera un mayor nivel de confianza, pero que no se me ocurría nada. Como de la nada le dije que ella era muy bonita y que tenía un gran cuerpo y que me gustaría que posara para hacerle una sesión de fotos. Que de esa manera, si ella ayudaba, podríamos tener un punto de inicio para que confiara nuevamente en ella. Un poco pensativa aceptó. Yolanda tiene un hermoso cabello negro, liso. Empecé tomándole algunas fotos en el corredor y ella tímidamente iba posando.
Poco a poco le fui proponiendo poses más sexys, a las cuales en un inicio se negaba pero le recordaba el asunto de la confianza, y así iba accediendo.
Luego la llevé a uno de los cuartos de la casa, que tiene un pequeño patio de ...