Cuidando a mi sobrina huérfana
Fecha: 25/01/2018,
Categorías:
Grandes Relatos,
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
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Nunca terminé de independizarme de mis viejos. Cuando pude juntar un buen montón de plata, me di cuenta de que no me alcanzaba para comprar una casa, y como no me gustaba ponerme en deudas, para ahorrar, utilicé el mismo terreno donde viven mis viejos, y levanté una linda casilla, ahorrándome unos buenos mangos.
Pero era un poco incómodo, porque ellos vivían adelante, y teníamos un solo portón para entrar y salir, por lo que ellos conocían todos mis movimientos.
Mi sobrina llegó una tarde calurosa de marzo. βLa nenaβ como le decía mamá, se llamaba Micaela y tenía dieciocho años.
Cuando mis padres me avisaron de que había llegado fui a recibirla junto a ellos.
β Hola Mica, bienvenida. β la saludé, mostrándome lo más simpático posible. A pesar de que, de alguna manera, venía a irrumpir en mi apacible vida, debía hacerla sentirse cómoda, puesto que acababa de perder a su padre, y no hace mucho había perdido a su madre.
β Gracias. β dijo ella. Estábamos en el living de la casa de mis viejos. Papá cargaba los bolsos que ella había traído.
β ¿Qué querés tomar nena? β preguntó mamá, desde la cocina.
La nena tenía la boca grande y los labios gruesos, pelo castaño ondulado, y ojos verdes grisáceos.
β Un vaso de agua nomás. β dijo.
β sentate querida, sentate. β dijo papá, y luego se dirigió a mí. β Gaby, andá llevando los bolsos a tu casa. Después te ayudo.
β No te preocupes viejo, yo puedo solo. β dije, y fui llevando los bolsos ...
... mientras mis viejos, le hacían un sutil interrogatorio a la pobre Micaela.
β Después Gaby te va a mostrar tu dormitorio. Vas a dormir en la casa del fondo, donde vive él, pero hacé de cuenta que esta es tu casa. β le dijo mamá, cuando me sumé a la reunión. β podés venir a ver la tele, o a hacerme compañía.
Micaela me escrutó con sus ojos, yo le sonreí, tratando de ocultar la incomodidad que todavía me causaba su intempestiva irrupción en mi vida.
β Cuando quieras vamos y te muestro.
β Dejala descansar que recién llegó, pobrecita. β dijo mamá.
βPero si no la estoy apurando. β me defendí.
β Está bien, no estoy cansada, vamos ahora si querés.
Fuimos a mi casa, mientras mis viejos se quedaban cuchicheando.
β Acá está bueno para sentarte a leer o a hacer la tarea. β le dije, mostrándole el banco y la mesa de cemento que estaban bajo un árbol, en medio del terreno que compartía con mis viejos. β Me dijeron que vas a la escuela todavía ¿no?
β Si, tuve que repetir un año. β dijo, algo avergonzada. β pero tendría que anotarme en una escuela de acá, y no sé si será muy tarde ya.
β Mamá se estaba ocupando de eso, no te preocupes. Vení, pasá.
Entramos a mi casa. Era una construcción humilde, pero acogedora. El living y el comedor compartían el mismo espacio abierto, al igual que la cocina.
β Acá está tu cuarto. β abrí la puerta y entramos. β ahora te ayudo a ordenar todo.
β Gracias. β dijo Micaela. β Gracias por todo. β sus ojitos verdes se tornaron ...