1. Cuidando a mi sobrina huérfana


    Fecha: 25/01/2018, Categorías: Grandes Relatos, Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... un cuerpo demasiado voluptuoso para esa uniforme, aunque yo dudaba de que comprarle uno de un talle más solucionaría el problema. En realidad, sus formas generosas se acentuaban con cualquier tipo de ropa.
    
    β€” No, si te queda bien. β€” dije, no sin sentir cierta aprensión al imaginármela caminando por La calle, sola, teniendo que tolerar las miradas depravadas y los piropos subidos de tono de un montón de idiotas. β€” Te llevo yo. β€” le dije.
    
    β€” ¡Pero no tío! β€” rio ella. β€” No soy una nena, puedo ir sola. Pero igual gracias, me gusta que te preocupes por mí.
    
    Me dio un beso ruidoso en la mejilla y se fue. La vi salir de espaldas, su pollera se agitaba levemente cada vez que daba un paso. Muchos de sus compañeros estarían contentos de que la chica nueva sea una bomba sexy. Con ese uniforme parecía un personaje de un animé hentai, parecía salida de mis fantasías de adolescentes.
    
    Cuando recordé que aquella chica con la que me estaba excitando era mi sobrina, ya era demasiado tarde, mi sexo estaba hinchado. Fui al baño a desahogarme.
    
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    Me preguntaba hasta qué punto mis fantasías me convertían en un pervertido. Después de todo, no eran más que eso: fantasías. En el trato cotidiano con Micaela, yo actuaba normalmente. Como un tío, como un adulto que cuidaba de la hija de su hermano fallecido. Al menos eso me gustaba creer.
    
    Solía llegar muy tarde, cuando ella ya estaba durmiendo. Y por la mañana la escuchaba levantarse y ducharse, para luego prepararse el desayuno, o ir a ...
    ... la casa de adelante a desayunar con mi mamá. Realmente no representaba ninguna molestia, salvo por el hecho de que a veces dejaba las cosas un poco desordenadas. Solía dejar una tanga blanca, mojada, colgando en el baño, después de bañarse, y también dejaba desprolijos los almohadones de los sillones, pero más allá de eso, era casi como si estuviese viviendo sólo, salvo los fines de semana, y los días en que yo tenía franco, donde nos veíamos más seguido.
    
    Una vez llegó al mediodía, con el uniforme y la mochila colgada del hombro. Se la veía abatida.
    
    β€” ¿Sabés matemáticas tío? β€” me preguntó.
    
    β€” Algo me acuerdo. β€” le contesté. β€” ¿con qué tenés problemas?
    
    β€” Estamos viendo funciones, y no entiendo nada.
    
    β€” Bueno, si querés después de que comas te explico.
    
    β€” Ya le dije a la abuela que no tengo hambre. ¿Me explicás ahora?
    
    Abrió la carpeta con hojas cuadriculadas. Estuve mirando un rato los ejercicios y observé algunos errores.
    
    β€” Ves acá está mal. El cuatro es la ordenada al origen. Vos tomaste otro valor.
    
    β€” A ver. β€” dijo Micaela. β€” se levantó y se fue hasta el otro lado de la mesa, donde yo estaba. Se sentó en mi regazo. β€” Mostrame cómo se hace. β€” me dijo.
    
    β€” Mirá esta es la ordenada al origen. β€” le dije. Sentía las nalgas duras en mis piernas. β€” Después es cuestión de hacer una tabla de valores.
    
    β€” ¿sólo eso tenía que hacer? β€” se removió, frotándose conmigo. Sus nalgas se acercaban peligrosamente a mi sexo, que ya se estaba hinchando,
    
    Me pregunté si ...
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