1. Cuidando a mi sobrina huérfana


    Fecha: 25/01/2018, Categorías: Grandes Relatos, Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... no era correcto pedirle que se siente en la silla. Ya estaba bastante grandecita como para sentarse en el regazo del tío. Pero si no lo hice desde un principio, no tenía sentido hacerlo ahora.
    
    β€” ¿Así está bien Gaby? β€” preguntó, mientras se inclinaba para escribir, hundiendo más sus nalgas en mi rodilla.
    
    β€” Si, Mica, así está perfecto. β€” dije. β€” me voy a comprar unas cosas y después vuelvo. Vos terminá los ejercicios.
    
    Me fui, huyendo como un cobarde. Confundido. ¿Mi sobrina estaba intentando seducirme, o sólo me tenía la suficiente confianza como para hacer esas cosas sin malas intenciones? Y, en todo caso, si pudiese responder a la primera pregunta, luego debería decidir qué actitud tomaría al respecto. ¿Estaba bien acostarse con una sobrina?
    
    Llegué a la conclusión de que cualquier dilema ético, carecía de importancia. La carne era débil, y la atracción no discriminaba. Nunca me había sentido atraído por una chica de dieciocho años, pero había que reconocer que tenía un cuerpo increíble, y tenerla tan cerca, me hacía imposible refrenar la calentura que sentía por esa pendeja. Pero no, no podía aprovecharme de ella. Debía recordar que todavía estaba muy frágil por la muerte de su padre, y lo último que necesitaba era que un tío en quien confiaba se aproveche de ella.
    
    Me perdí toda la tarde, yendo de acá para allá. No quería cruzármela de nuevo, no sabía qué actitud tomaría si se sentaba de nuevo encima de mí, apoyando ese culo escultural sobre mis ...
    ... piernas.
    
    Visité a un amigo, que se mostró sorprendido por mi repentina aparición. Le conté todo sobre mi sobrina, y le pedí que me aconseje, necesitaba saber cuál era la actitud correcta para evitarme un enorme problema en el futuro.
    
    β€” Cogela. β€” me contestó mi amigo.
    
    β€” ¡Pero es mi sobrina!
    
    β€” Gaby, no seas boludo, cogela.
    
    Volví a casa a la noche. Cenamos con mis padres. Micaela ya estaba más verborrágica, cosa que me alegró. A pesar de que su rostro se ensombrecía cada vez que recordaba a su papá, de a poco lo iba superando.
    
    Fui a dormir temprano. La escuché llegar a la medianoche. Seguramente se había quedado a ver una película con mamá. Me golpeó la puerta.
    
    β€” ¿Estás despierto tío?
    
    β€” Sí. β€” respondí extrañado.
    
    β€” Sólo quería darte el beso de las buenas noches. β€” me estampo un beso tierno en la frente. β€” que duermas lindo. β€” me dijo.
    
    β€” Vos también, princesa. β€” le dije.
    
    β€” Me gusta que me digas así. Chau.
    
    Ahí me di cuenta que no iba a poder reprimir mis deseos por ella.
    
    7
    
    A la mañana siguiente me levanté a eso de las nueve. Faltaban un par de horas para ir al trabajo, así que hice un poco de limpieza en la casa. Entré a la habitación de Micaela, para abrir las ventanas y que se ventile un poco. No me había dado cuenta de que ese día faltó a clases. Ella estaba acostada, boca abajo, todavía durmiendo. El ventilador soplaba sobre su cuerpo, y le movía el pelo. Las sábanas estaban corridas a un costado, sólo le tapaban parte de las piernas. Una de ellas ...
Β«12...456...9Β»