Mama y yo somos nudistas en secreto - Relatos Eróticos

Mama y yo somos nudistas en secreto

... mi habitación, necesitaba un motivo para sacarme la ropa, solo observando el culo de mi madre que se movía en la cocina y era mi obsesión, si bien eramos compañeros,  siempre hubo un respeto para mantener el vínculo, terminando de preparar la cena se cortó la luz, aún no oscurecía del todo, pero ya casi no se veía, cenamos mientras hablamos y ella me preguntó porque no había ido de pesca, yo le respondí que prefería quedarme con ella, me agradeció diciéndome que era muy atento, cuando terminamos de cenar ya no había mucho más para hacer, después de un rato ella se fue a su habitación y yo a la mía, en mi habitación estaba pensando las excusas para quedar desnudo frente a ella y pedirle que se desnudez, me ganaba la calentura y mi pene estaba duro y lleno de leche, ya había pasado la media noche y yo seguía sin poder dormir, cuando escuché la puerta se su habitación que se abría, supuse que iba al baño y se me ocurrio no esperar hasta el otro dia cuando cerro la puerta de baño espere a que saliera de él para interceptarla en el pasillo, cuando ella abrió la puerta para salir del baño, yo abrí la puerta de mi habitación completamente desnudo y con una erección casi completa, salí rápidamente y al verla a ella le dije que habia escuchado ruidos y pensé que habían entrado ladrones por eso me había levantado rápidamente, ella se sorprendió y me dijo que no me preocupara que era ella que fue al baño, ella por supuesto sabía que yo le estaba mintiendo y que quería andar en bolas ...

... frente a ella, me siguió el juego y me dijo que no me preocupara, pero que gracias por estar atento, no hizo mención a mi desnudez,  como si se tratara de algo natural ya en nuestro vínculo de complicidad, esto a mi me calentaba aún más , mi pene estaba cada vez más duro y mis movimientos cerca de ella eran exagerados para que vea como mi miembro se sacudía de un lado al otro, duro caliente y lleno de leche por ella, haciéndome el distraído cada vez me acercaba más mientras hablábamos a ella no la incomodaba, estaba con un pantalón corto y una remera suelta, ella estaba tan excitada y complaciente, con ella no tenía vergüenza de nada, podía animarme a hacer y decir lo que sea que ella no me retaba ni hacia sentir mal, si algo no le parecía me lo explicaba y me lo hacía entender, tenía muy buena psicología para hablarme, yo en ningún momento me intenté cubrir, yo ante su complicidad me sentí el hombre de la casa y como tal tenía que protegerla, al no decirme que me ponga ropa o mostrarse incómoda ya dejo de ser una relación madre e hijo, y fuimos solo hombre y mujer, o amigos en complicidad. Ella se fue para su habitación y yo incentivado por la adrenalina no pensaba en dormir, estuve por el pasillo, baje al living, fui hasta la cocina, completamente desnudo, amaba la libertad que tenía cuando estaba solo con ella, y  esto me hacía sentir su marido, luego de un rato fui a mi habitación, pero no quería masturbarme  quería seguir caliente para que ella me pudiera ver , al día ...