La perrita le consigue a su ama el coño de su sobrina - Relatos Eróticos

La perrita le consigue a su ama el coño de su sobrina

... colegio). 
–Es que, perdón… yo…
–Si tienes algún problema puedes decírmelo. 
–¿Se ha enamorado alguna vez, maestra?–dije venciendo mi fingida timidez. La maestra enrojeció con la pregunta, mientras yo aproveché para acercarme. –P-perdón por preguntarle eso,es que usted es tan joven y pensé…
–¿Estás enamorada, Maggie?
–Si..–dije y rápidamente besé en los labios a la maestra. Sentí como se estremeció con mi beso, me retiré de prisa y comencé a excusarme–Disculpe maestra, es que yo… desde que la vi, supe...–comencé a sollozar muy debilmente. Miss Denisse seguía sorprendida, pero pudo más su vocación y me abrazó, mientras me explicaba que eso no podía ser y que la perdonara. –No, discúlpeme usted a mi–respondí aspirando los enormes pechos de la maestra, la miré entre lágrimas y volví a besarla, esta vez un beso apasionado, jalando su hermoso cabello rubio con fuerza, metí la lengua en la boca de la miss y ella contestó mi beso. 
–Ay, miss, creo que tendrá que castigarme–dije mientras desabrochaba la blusa de la maestra y dejaba al descubierto unas maravillosas tetas, que empecé a comer en el acto. La maestra gemía muy suave y comenzó a pedirme que siguiera. Mientras hacía eso busqué con mi mano el coño de la miss y no me sorprendió el encontrarlo mojado. Empecé a manejar en círculos por encima de la ropa, la miss comenzó a gemir más rápido mientras decía "sigue Maggie".
Quité de un golpe las cosas del escritorio de la maestra y la coloqué ahí para desnudarla toda. Bajé ...

... su fino pantalón, dejando al descubierto unas bragas de abuela, pero que quité con cuidado. Me encontré además con el hermoso coño de miss Denisse, lo olí y comencé a comerlo. La maestra gemía que eso no estaba bien, que podría descubrirnos, pero a la vez apretaba mi cabeza para que comiera más rápido. 
Después de eso subí al escritorio y besé a la maestra con el sabor de su coño. Me desnudé de la parte de arriba y mientras seguía besando el cuello y rostro de la miss sentía como nuestras tetas se restregaban entre si. Susurré el nombre de la maestra, "Denisse, hace días que sueño con esto. Quería que fueras mía y ahora lo vas a ser siempre". "sí, sí. Seré tuya", gemía la maestra. 
Me quité la falda y entonces le dije a la maestra que quería que nuestros coños se conocieran como lo habían hecho nuestras bocas. Así que tuvimos que bajar al suelo del pequeño cubículo de la miss, y empezamos unas deliciosas tijeras en donde mis líquidos se fundían con los de la miss. Ella gemía al parecer sin temor de que nos escucharán pues era más grande su placer. "Oh, si Maggie, soy tuya", decía mientras yo la silenciaba con mis besos y sentía nuestros coños unirse así como sus tetas bailar con la fuerza del contacto. "Sigue, Maggie, sigue", "¿Te gusta?", "Me encanta Maggie, sigue, sigue así, no pares, mmm, mmm Maggie, Maggie, sigue, mmm cogete a tu maestra, quiero que me hagas venir, sigue sigue Maggie, mmm así, así"...
Así seguimos hasta que la maestra por fin se vino y yo lamí todo el ...