1. El gordo Lito ( Tercera y última parte)


    Fecha: 31/01/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... bella mocosa. Toribio era un negro joven, fuerte y en tragos no era rival para Lito, pronto el fatigado viejo sintió los efectos del alcohol y con el pretexto de comprar más licor, totalmente ebrio se retiró para no regresar más. Al negro, le importo un carajo que el gordo se marchara y por el contrario lo deseó. Desde el principio, la negra se sintió tremendamente atraída por tan formidable espécimen que había caído como del cielo. Seguidamente la sensual mulata se sentó junto al joven mientras este comenzó a enamorarla, – Eres muy bonita, ¿ sabías ? – le susurro a Leila mirándola fijamente a los ojos, – te dejarías coger por mí dulzura ? – continuó el negro mientras encendía un cigarro. Al escuchar estas palabras la excitada lolita con un dedo entre sus labios empezó a reír tímidamente, – ¡ay qué cosas dice señor!. todavía soy niña, – pero así me gustas más y te deseo desnudita mi amor, – insistió el moreno. Al escuchar estas incitantes palabras, Leila se estremeció de pies a cabeza, nunca la habían enamorado, su pulso se aceleró y antes de que pudiera reaccionar, ya tenía encima al arrecho y ebrio moreno. Por un momento los jóvenes se miraron con recíproco deseo, – solo déjate hacer mi pequeña negrita, así… despacito… despacito…– decía Toribio con voz acariciante, mientras su poderosa mano recorría hábilmente el tembloroso cuerpo de Leila. A diferencia del Gordo, la encantadora chiquilla fue correspondiendo deliciosamente a los requerimientos de un pretendiente joven, ...
    ... quien con eróticas y amorosas frases la fue despojando lentamente de sus temores. Igualmente Toribio a pesar de su ebriedad, estaba siendo cautivado por tan bella y esplendorosa mulata. Ahora: cogiéndola suavemente por los ondulados cabellos, acerco sus gruesos labios a la dulce carita de Leila, – que linda eres, que dulce boquita tienes, me gustaría besarla, así… así… así. – musito el negro. Al sentir en sus soflamadas mejías los cálidos labios del muchacho, la niña lo buscó con los suyos encontrándose en un apasionadísimo beso. Los dos jóvenes rodaron por el pasto y olvidándose por completo de sí, se besaron con descontrolada pasión, ante estos nuevos estímulos Leila aprendía con espontanea rapidez y montándose en la dura verga del negro, se refregó salvajemente la vulva con impetuosa voracidad, calmando así, sus exacerbados apetitos ante el asombro del vertiginoso negro. Al igual que el gato juega con el ratón antes de comérselo, Toribio inició una estrategia; después de calmar los ímpetus fogosos de la pequeña lolita, al rijoso caballo, no le fue difícil conducir a la niña hasta el fondo del almacén donde se encontraba su habitación. Seguido por la impaciente y arrecha papusa, Toribio, después de cerrar la puerta, se tiró de espaldas triunfante en la cama, echándose a jugar con la desvergonzada mulata. Teniendo ya toda la confianza y con juegos que ya no eran tan sanos, el vicioso negro empezó a manosearla descaradamente, con el apacible consentimiento de la instigadora ...
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