1. El calvario de Luciana (6)


    Fecha: 03/02/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... superar los veinte años.
    
    -Hola, encanto, estoy buscando cierta ropa y calzado para esta putita. –dijo sin más y señaló a Luciana.
    
    La vendedora tragó saliva, asombrada por la crudeza de la frase y preguntó esforzándose por controlarse.
    
    -¿Qué… qué clase de ropa y en qué tipo de calzado piensa, señora?
    
    -Me interesan esas minifaldas de la vidriera, la de jean y una igual en otro tipo de tela, tangas hilo dental de varios colores, negro, rojo, blanco y para arriba algunas camisetitas bien audaces, de esas que apenas cubren las tetas. ¿Se entiende, pichona? Y botas, quiero comprarle botas negras bien altas, una por sobre la rodillas y otra a mitad de los muslos, número 37, supongo.
    
    Graciela estaba fascinada por la naturalidad y la firmeza con que Emilia se manejaba y por el efecto que ejercía ante la vendedora, que la escuchaba en silencio y con la mirada en el pìso.
    
    -Sí, sí, señora, ya le voy trayendo todo. –dijo la chica y Emilia quiso saber su nombre.
    
    -María. –contestó la vendedora y se dirigió al sótano del local.
    
    Emilia miró a Graciela y sin soltar el brazo de Luciana, que aferraba con fuerza, le dijo: -¿Vas a salirme hoy otra vez con lo de tu maridito y tus hijos o te vas a quedar a pasar la noche conmigo?
    
    Graciela sintió como si se incendiara por dentro, pensó un poco y luego dijo:
    
    -No, creo que puedo arreglarlo. Hay una amiga que está pasando un mal momento y mi marido lo sabe. Le puedo decir que se siente mal y que voy a pasar la noche con ...
    ... ella para contenerla.
    
    Emilia sonrió saboreando su victoria y dijo:
    
    -Veo que además de muy bella sos inteligente, Gracielita.
    
    -¿La putita trabaja esta noche? –preguntó la arquitecta.
    
    -Claro, la tengo comprometida por quince noches.
    
    -Mmmmmhhhhh, qué aceptación tuvo.
    
    -No esperaba yo otra cosa, tesoro, pero, ¿por qué lo preguntaste?
    
    -Es que me hubiera gustado incluirla.
    
    Emilia soltó una risita: -Ah, bien, claro, debí acordarme de que la perrita es quien despertó en vos tu lado lésbico.
    
    -Cosa que le voy a agradecer siempre. –dijo Graciela mirando a Emilia con los ojos entornados, sugerentes.
    
    En ese momento volvió la vendedora trayendo en sus brazos todo lo pedido por Emilia: las botas, algunas camisetas de varios colores, las tangas hilo dental y las botas, que depositó en una mesa ratona lo bastante amplia para admitir el heterodoxo conjunto.
    
    Emilia tomó una de las minis, la de jean, la apoyó de frente contra el cuerpo de Luciana, y le dijo a la vendedora: -Llevamos a la perrita al sótano para probarle todo esto. ¿Querés venir?
    
    -Me gustaría. –se sinceró la chica algo ruborizada. –Pero tengo que estar aquí por si entran clientes.
    
    -Te entiendo, pichona. Bueno, hasta luego. –y volvió a tomar a Luciana del brazo, la llevó hasta el comienzo de la escalera y le ordenó que bajara.
    
    -Y vos. –le ordenó a la vendedora, ayudala a mi amiga a bajar todo y después sí volvés a subir.
    
    Emilia Martínez Olascoaga era así. Ordenar estaba en su naturaleza. ...
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