La piscina, la cuerda y la sumisa
Fecha: 03/09/2021,
Categorías:
Tus Relatos
Autor: HO, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... empezó a succionar mi pene como nunca lo habían hecho, hasta que me sacó un pequeño gemido de satisfacción, me subió el short, se dio la media vuelta y se dirigió a la habitación principal. Ella me estaba retando a que cumpla mi palabra de torturarla. Entonces… no dejaré pasar la ocasión, dije en mi mente.
Entré en la habitación, ella tenía una carita traviesa… la empecé a besar en sus labios finos y ricos, empecé a acariciar su cuerpo, seguir con mis manos las curvas de sus pechos, de su cintura, de sus piernas, hasta que escuché como se le fue el aliento por un segundo de lo excitada que estaba quedando. Cuando pasé mi mano entre sus piernas y con un dedito acaricié su intimidad, me di cuenta de lo húmeda que ya estaba, con la intención de dejarme entrar en ella. Pero le dije al oído antes de eso… recuerda que te iba a torturar y voy a cumplir mi palabra. Saqué la cuerda, le amarré gentilmente las manos y ella tenía los ojos cerrados mientras lo hacía, amarré un extremo de la cuerda a la cabecera de la cama para que no las pueda usar; después amarré sus pies juntos, sin posibilidad de que pueda abrir las piernas, le vendé los ojos con una playera y le dije… comenzaré con la tortura.
Inicié con caricias desde sus piernas hasta sus labios, pasando por su intimidad, sus pechos, su cuello, permitiendo que lama mi dedo, y con lo húmedo que lo dejaba, podía pasarlo por sus pezones que ya estaban erectos. Acto seguido que me sedujeron a lamerlos, primero los pezones, una ...
... ligera chupadita y succión, seguida de lamer la areolas y la parte baja de los pechos, eso la prendió aún más.
Le di la vuelta y la puse boca abajo, acaricié su espalda, su nalgas que se veían bien paraditas y bonidas, ricas para morderlas. Metí mi mano entre sus nalgas para sentir lo húmeda que estaba y después me chupé un dedo en su oído y le dije lo rico que sabía ella y que era hora de que sintiera mi lengua.
Puse una almohada debajo de ella, en su vientre, para que pudiese levantar su trasero y estar cómoda, le abri las nalgas y metí mi lengua para saborearla, acto seguido de subir y bajar la lengua en su intimidad, saboreando sus jugos. Y también le lamí su colita, cosa que le gustó mucho y entusiasmó que sea tan atrevido para hacerlo. Le metí un dedo en su intimidad y empecé a masajearla.. hasta que me dijo, “métemela ya por favor”, “quiero sentirte dentro de mi”, a lo que respondí, “el que decide cuando, dónde y como soy yo, calla y sigue disfrutando”. Me detuve por un momento, y mi pene estaba bien duro y babeando, y me empecé a masturbar con sus nalgas poniendo mi pene entre ellas sin penetrarla. Y sin aviso… decido entrar en ella, sintiendo lo estrechita que es, lo mojadita y lo excitada que está, solo puedo concentrarme en los gemidos tan peculiares que hace. Después de penetrarla un rato en la misma posición, me pide que desamarre sus pies y manos, porque ella no quiere perder la oportunidad de torturarme. La desamarro, me pide que me acueste, me besa en la ...