Lujuria & Taboo - Relatos Eróticos

Lujuria & Taboo

... probable que encontrara a Gloria sola.

Traté de ser evidente. Cuando ella me sonreía yo le sonreía con una mirada más "picaresca", cuando ella movía su pelo estando cerca mío, no podía evitar que se me parara, su aroma era intenso y cada vez  que nos encontrabamos solos había una tensión sexual más evidente.

Hasta que al fin llegó el día, en el que toda la familia estaba fuera menos Gloria. Ese día había hablado con Elena por Whatsapp y le había preguntado si estaría en casa, a lo que me dijo que no y que regresaría muy tarde porque estabs en la casa de su mejor amiga.
Aaumiendo que el padre estaría en otto lugar siéndole infiel a Gloria, fui a su casa inventando una excusa de que Elena me dijo que la esperara allí.

- ¡Aster que lindo estás, ¿esperas a Elena? - Me preguntó Gloria.

A lo que respondí sí, bastante cortante. Ella me preguntaba si pasaba algo malo y yo le decía que no. Que necesitaba hablar con ella a solas.
Sin más ella me guió al living, donde hablamos de cosas muy banales. Pero todo cambió cuando le dije que se veía hermosa, ella solo sonrió y sus mejillas se sonrojaron.

- Gloria no sabes cuanto te deseo. - Le dije con la voz algo entrecortada.

- Lo sé. - Me dijo mientras sonreía.

Inmediatamente nos empezamos atocar, mientras las ropas caían una por una, haciendo un camino hacía el cuarto de Elena.

Gloria se dejó caer en la cama y al fin pude admirar su desnudo cuerpo, esos pechos tan grandes al fin los podía tocar, lo primero que hice ...

... fue hacerle un oral, estoy seguro que fue el oral de su vida. Porque me rogó despues de unos minutos que se la metiera. Ver a la madre de mi novia tan vulnerable lo único que hizo fue excitarme más de lo normal. Por lo que a tan solo 10 minutos de embestirla duramente me corrí dentro sin pensarlo. Sus gemidos eran canto para mis oídos, de verdad amaba a esa mujer. Su interior se sentía tan apretado y rico que sentía que  la satisfacción de hacerle el amor valía el doble de hacerselo a su hija.
Después de haberme corrido por primera vez ambos quedamos exhaustos, caí a su lado y ella no paraba de decir que me amaba y que fue lo mejor que había hecho en años. Empezamos a besarnos hasta que denuevo se me paró. Tenía ganas de que se me pusiera encima y sin decirle nada ella lo hizo, como si estuvieramos conectados. Solo quería sentir su peso encima de mí. Quería morir de un orgasmo y ella también, simplemente lo sabía, por la forma en que mlvía sus anchas caderas. Sentir sus gluteos rebotando, mientras apretaba sus grandes senos con toda mi fuerza no tenía precio.

Me corrí inevitablemente por segunda vez, esta vez había durado 20 minutos. Mi pene me dolía, estaba muy irritado sin embargo lo único que pensaba, es que quería hacerlo una y otra vez más con esa perra. 
No le dí descanso, despues de haber terminado en su concha por segunda vez, seguí usando los dedos para forzar más orgasmos, Gloria se retorcia y sus ojos se tornaban blancos. Me decía que parara, pero para mi era ...