Fresita, la Lagarta, la Bicha y yo
Fecha: 07/02/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos
... de mi culo y metió el dedo gordo. Se llevó la polla a la boca y siguió ordeñándome hasta que quitó la leche. ¡Vaya corrida eché! Fue inmensa. La Viuda Negra no dejó que se derramara ni una gota, se la tragó toda. Cuando acabó de tragar, se volvió a poner a cuatro patas, y me dijo:
-Unta mi culo con manteca y fóllamelo con tus dedos.
Dicho y hecho. Le unté el ojete y después se lo follé con el dedo medio de mi mano derecha. Su coño, abierto, goteaba jugo. Se lo lamí.
-Mete tu lengua en mi coño.
Se la metí y me la folló con su culo.
Al ratito, me dijo:
-Ahora en el culo.
Le puse la lengua en la entrada del ojete y me la folló. Gemía como una perra. Le metí dos dedos en el coño y me folló con su culo y su coño la lengua y los dedos...
Mi polla, que había quedado morcillona, se fue poniendo dura.
Elvira se echó boca arriba. Puso la almohada debajo de las caderas, y me dijo:
-Ahora métemela en el culo.
Se la clavé. Entró como un tiro. Con toda dentro. Me metió su dedo medio en mi culo y me dijo:
-Quédate quieto que voy a hacer que te corras dándote por culo.
Elvira me besaba, me follaba el culo con el dedo y se movía muy lentamente debajo de mí... Me fue gustando más y más, y más. A punto de correrme, se lo hice saber.
-Me voy a correr, Elvira.
Sonrió. Su sonrisa era de mala.
-Lo sé. Sácala del culo y métela en el coño.
La saqué del culo y se la metí en el coño. Elvira, movió el culo alrededor, hacía arriba, hacia abajo y ...
... hacia los lados al tiempo que apretaba contras mí sus tremendas tetas. Con su dedo seguía follando mi culo. Al sentir mi ojete apretar su dedo y mi verga soltar el primer chorro de leche dentro de ella, comenzó a correrse. Su coño parecía un géiser. Soltaba jugo caliente a presión, que salía por los lados de mi verga, empapaba mis cojones y acabó dejando la cama perdida.
Fue la primera vez que me follaron el culo, y para que mentir, me encantó.
Ya me volví a perder. ¿Dónde andaba? ¡Ah, sí! Ya me acuerdo... Había cambiado a la burra de sitio y estaba en otra cantera abandonada, lejos de ojos curiosos. Me iba a hacer otra paja pensando en la Lagarta o en Fresita, o en las dos... Aún no sacara la verga. Oí la voz de la señora Obdulia, a la que apodaban La Bicha.
Obdulia, La Bicha, tenía cincuenta años, era morena, de ojos azules. Su cabello negro era largo y lo llevaba recogido en un moño. Era muy guapa de cara. Casi llegaba al metro ochenta de estatura y pasaba de los 120 kilos de peso. Eso conllevaba unas descomunales tetas y un tremendo culo.
La Bicha, me respondió:
-A ver si voy a tener yo culpa de lo que hagan dos animales.
La Bicha, de pie, a mi lado, dándome sombra, miraba como la tremenda verga de su burro entraba y salía del coño de la burra. Le miré a la cara y vi que estaba colorada cómo un tomate maduro. Yo ya estaba empalmado. Entré a matar.
-¿Cuánto tiempo hace que se fue embarcado su marido, seis, siete, ocho meses?
-¿A qué viene esa ...