Fresita, la Lagarta, la Bicha y yo
Fecha: 07/02/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos
... arriba a su lado, y le dijo:
-Perdona, pero es que estás tan buena que no lo pude evitar.
Fresita no estaba enfadada, y no estaba enfadada porque le había encantado aquel largo beso, y las excitantes palabras de La Lagarta, palabras que dejaran sus bragas para escurrir. Sonriendo, le preguntó:
-¿Crees que estoy buena, Gloria?
-Buenísima. ¡Estás cómo un queso! Pero eres algo cortita.
Fresita, la recatada, la que siempre fuera una mosquita muerta, reaccionó como nunca pensé que lo haría.
-¡¿Algo cortita yo?! ¡Te la voy a salar!
Eso me lo habían hecho a mí una vez que me puse chulo estando bebido. Me cogieron entre cuatro, y me restregaron tierra del camino en la polla para humillarme. A La Lagarta, que se dejó, no le restregó el coño con tierra, se lo frotó con hierba que había arrancado con la mano de aquella especie de césped, y no precisamente para humillarla. Cuando sacó la mano, le dijo:
-Estás empapada.
La Lagarta volvió a besar con lengua a Fresita. El beso duró una eternidad, tanto duró que cuando acabaron de comerse las bocas ya yo tenía la mano llena de leche. Me había corrido como un bendito.
Pero lo mejor estaba por llegar.
-¿Me dejas chuparte una teta, Fresita?
-Y después vas a querer chupar la otra.
-Y te acabaré comiendo el coño hasta que te corras, ya te lo dije.
Fresita se hizo la importante.
-¡Ay sí, que sí! Sueña.
-¿Quieres ver mis tetas?
-Si es sólo verlas, sí.
La Lagarta se desabotonó la blusa, y le ...
... dijo a Fresita:
-Abre mi sujetador.
-Quítatelo tú.
-Vale, está visto que no quieres verlas.
La Lagarta era zorra vieja. Cogió un botón e hizo amago de abotonarlo. Fresita, picó.
-Vale, te lo abro. Tengo curiosidad por saber cómo las tienes.
Fresita, para abrir el sujetador tuvo que acercarse a La Lagarta, que la volvió a besar. Después, La Lagarta, levantó el sujetador y metió la cabeza de Fresita entre sus tetas, unas tetas grandes, con areolas marrones y pezones importantes. Cuando la soltó, Fresita, le dijo:
-Serás... Lagarta. Ahora vas a querer que te las mame.
-Si no quieres, no, pero si quieres...
-No quiero.
-¿Y tocarlas?
-Bueno, tocarlas, sí, pero sólo un poquitín.
Fresita, tímidamente, palpó la teta izquierda de La Lagarta con su mano derecha.
-Tiene un tacto suave y está esponjosa.
Fresita, siguió acariciando la otra teta y después acarició las dos. La Lagarta estaba en el paraíso.
-Chúpalas, cariño.
-No... bueno... un poquito. ¡Son tan grandes!
Fresita, una vez empezó a mamar, chupar y lamer las tetas, perdió la noción del tiempo. Tuvo que separarla La Lagarta.
-¿Dejas que te las chupe yo a ti?
-Chupa.
La Lagarta le desabotonó a Fresita tres botones de la blusa. No llevaba sujetador, porque no le hacía falta. Tenía las tetas duras como piedras. Besó el pezón de la teta izquierda, se lo chupó, se lo lamió, y le dio pequeños mordisquitos. Después metió toda la teta en la boca y se la mamó. Al acabar de ...