1. Oscar y Pepe...


    Fecha: 07/02/2018, Categorías: Gays Autor: renovatio111, Fuente: xHamster

    Gracias alta...Las seis de la mañana, y a pesar de que el sol aun tardaría en aparecer, el despertar de la ciudad prometía ser ya bastante caluroso.Pasé por la casa de Oscar, mi camarógrafo, porque la rueda de prensa sería a las siete en punto y sabía lo mucho que le costaba a mi amigo levantarse. Como me lo temía, me abrió la puerta Gaby, su mujer, con la cara de sueño y el pelo revuelto de quien acaba de despertarse.Hola, preciosa – la saludé – ya está listo tu marido?Ni preguntes – dijo corriendo a la cocina – acabamos de despertarnos con el timbre.Pinche Oscar! – dije malhumorado – otra vez se quedó dormido!.No te enojes, Pepe, mejor apresúralo en la regadera mientras yo les preparo un café – dijo Gaby poniendo ya la cafetera a funcionar.Pasé directo al baño hecho una furia.Grandísimo cabrón! – le grité abriendo la puerta.Oscar se rasuraba frente al espejo y través del reflejo me sonrió como lo hacen los niños que tras una travesura intentan ser perdonados.Ni me hagas tus putas caritas pendejas – le advertí.Tranquilo – dijo sin perder la sonrisa – tenemos tiempo.Qué tiempo ni que tus calzones! – exploté exasperado.Y en puros calzones estaba, el muy desgraciado. Bajé la tapa del excusado y me senté encima, mirando el reloj mientras le mentaba la madre y le recetaba de filo todas las groserías que pasaban por mi mente. Todavía tuvo el descaro de ponerse a menear las caderas al son de mis reclamos y me ganó una sonrisa. Era imposible enojarse seriamente con él.Ya, cabrón! ...
    ... – le dije jalándole los calzones hasta los tobillos de un solo tirón – métete a bañar de una puta vez! – le apuré dándole una nalgada.Saltando fuera de los calzones se metió a la regadera, sin preocuparse siquiera de cerrar la cortina. Llevábamos una amistad de varios años y teníamos la confianza suficiente como para hacer eso.Sin embargo, a pesar de esa amistad, no pude dejar de apreciar lo apuesto que era Oscar y reconocer lo mucho que me atraía. Delgado sin ser flaco, con esa cara de adulto niño y su buen sentido del humor, Oscar era sin duda uno de mis mejores amigos, además de mi camarógrafo de confianza. Hacíamos una buena mancuerna de trabajo.Le miré de arriba abajo, aprovechando que me daba la espalda. El pelo largo le llegaba casi hasta los hombros, a pesar de que todos le decíamos que eso ya no se usaba. Bajo la regadera, su melena se pegaba a la espalda, fina y ligeramente marcada, la cintura sin gota de grasa y unas pequeñas pero bien formadas nalgas, que destacaban blancas sobre la piel bronceada de sus piernas. Como buen aficionado al fútbol, le gustaba practicarlo y tenía un buen par de piernas fuertes y trabajadas.Con los ojos cerrados y la cara llena de jabón, Oscar giró para preguntar si aun estaba allí con él.Aquí sigo, pendejo! – le recordé con una imitación de enojo que ya no sentía.Ahora podía verlo de frente. El pecho lampiño, dos tetillas pequeñas y oscuras, un amplio manchón de vellos que comenzaba a formarse a partir de su ombligo y que como negra ...
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