1. Violación a una voyeur


    Fecha: 08/02/2018, Categorías: Incesto Autor: Sevillano, Fuente: CuentoRelatos

    Es curioso, pero lo aceptamos como algo normal. A todos y todas nos encanta el sexo pero lo reprimimos. Somos un buen vecino cuando hablamos con la vecina, pero queremos follarla. Somos una fantástica madre de alumno, pero deseamos al profesor. Te pone la hija de tu amigo o tu profesor del gym.
    
    Somos así. Hemos aceptado la educación que nos han dado donde el sexo era algo a ocultar. De día somos ejemplares en ese sentido, pero cuando estamos a solas es diferente.
    
    Algo parecido le pasaba a Natalia. Natalia era una chica de 19 años que ese año había entrado en la Universidad de Sevilla. Era la pequeña de la familia, teniendo dos hermanos mayores, así que os podéis hacer una idea de que era una "niña modélica". Siempre sonriente y siempre solícita. Vivía en una localidad de la zona metropolitana de Sevilla de unos 20.000 habitantes. Allí tenía bastantes amigos y amigas. Pertenecía a alguna Hermandad religiosa, y le encantaba lo que era usual allí: Semana Santa, Feria.... Tenía novio desde los 13 años, siempre el mismo, del que se mostraba muy enamorada. Sus notas siempre habían sido muy altas, y ese año, como decía con anterioridad, había entrado en la Facultad para estudiar una Ingeniera.
    
    Sus padres podían estar orgullosos de ella desde luego.
    
    Pero algo la comía por dentro. Y es que detrás de esa fachada latía alguien que disfrutaba y anhelaba el sexo. Le gustaba mucho. Pero ni siquiera su novio lo sabía. Con él era tranquila y conservadora en ese campo: un ...
    ... polvo rápido de vez en cuando y bastante orgasmo fingido. Ella notaba que no le llenaba. Pero esa faceta suya la avergonzaba por lo que ese anhelo de sexo sólo lo podía cubrir cuando estaba a solas. Aprovechaba cuando se quedaba a solas en casa para dar rienda suelta a su imaginación: se masturbaba imaginando mil y una historias, navegando por internet, visitando páginas porno... Cuando llegaba alguien a casa lo que se encontraba era a Natalia con sus libros y apuntes, sin imaginar que solo un rato antes estaba en pleno orgasmo al masturbarse de forma intensa. Porque eso era otra cosa, le era fácil llegar al orgasmo con la masturbación y la imaginación, pero no con su novio. Es más, más de una vez mientras estaba abajo de él recibiendo sus pollazos (el misionero era la postura casi única en sus relaciones) se imaginaba que estaba en alguna orgía, o con otro chico, o en cualquier situación que su imaginación deseara. Entonces, alguna vez, si se corría. Obviamente su novio luego se ponía la medalla. Pero una cosa es ponerse la medalla y otra habérsela ganado.
    
    Así iba la vida de Natalia. Con una cara de cara a la gente y otra en la intimidad.
    
    Sin embargo hubo un hecho en su vida que la cambió. Natalia quería ser algo independiente de sus padres en cuanto al tema económico. Vivía con ellos y tal, pero ya hacía algún tiempo que compaginaba los estudios con trabajos en la hostelería. Algún bar de comidas, caterings en bodas y últimamente en un bar de copas de una localidad muy ...
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