1. Violación a una voyeur


    Fecha: 08/02/2018, Categorías: Incesto Autor: Sevillano, Fuente: CuentoRelatos

    ... cercana a la suya. El dueño de este último negocio abrió un pequeño hotel a la entrada de esa localidad y le propuso que si quería trabajar allí en la recepción. Le supondría horarios, a veces, más jodidos, pero la subida del sueldo era importante.
    
    Natalia dijo que probaría.
    
    He escrito hotel. Sí. Pero no era un hotel al uso. Os lo explico. Era más bien un "picadero" en toda regla.
    
    Era un pequeño complejo de cuatro casitas a poca distancia de la localidad. A poca distancia pero algo oculto. Para llegar a él debías desviarte de la carretera principal y por otra carretera bastante solitaria, se llegaba, tras un par de kilómetros al complejo. Se veía desde lejos por unas palmeras altas que había en un patio que estaba en el centro mismo del complejo.
    
    Altas paredes blancas ocultaban a la vista esa pequeña plaza donde estaban plantadas las palmeras acompañadas de una fuente. Alrededor de esa plaza estaban las cuatro casas. Realmente no eran casas al uso, ya que, aunque había de dos categorías, las "casas", como pudo Natalia comprobar la primera vez que entró en una de ellas, se componían de un gran espacio diáfano que servía de dormitorio y salón. Camas redondas enormes con un sofá a los pies y una enorme pantalla de tv. A otra altura, separado por un par de escalones, un baño sin separación ni paredes compuesto por un enorme jacuzzy y un lavabo. Lo único que tenía algo de intimidad era el wc en sí, que estaba en una esquina. Luego lo típico, un par de sillas, una ...
    ... mesa, un minifrigorífico etc. Todo decorado con motivos árabes, por cierto.
    
    Otra cosa que llamó la atención a Natalia, la primera vez que entró, es que esas "casas" no tenían puertas. Se accedía a ellas por una puerta de garaje que se abría automáticamente pulsando en un teclado que tenía cada una de ellas un código. Era un sistema con una funcionalidad que a Natalia no se le escapó desde el principio.
    
    Junto a la verja de entrada al recinto estaba la caseta de recepción.
    
    El dueño le contó que había visto algo parecido en un viaje y que le pareció una idea muy buena. Se lo dijo guiñándole un ojo así que quedaba claro que la idea del jefe era forrarse a costa de las personas que quisieran echar un polvo y no tuvieran sitio. Y lo cierto es que, aunque al principio Natalia, dudaba del futuro de la idea, no tardó en comprobar que era una mina de oro. Los precios ajustados y la tranquilidad del sitio parecían definitivos.
    
    Y ella, además, trabajaba poco, la verdad. Su sueldo había aumentado al aceptar aquel trabajo, y también lo que tenía que hacer. Por el propio sistema del hotel ella, cuando estaba en la recepción, mataba las horas viendo la tele, navegando por internet... Los clientes alquilaban la habitación por internet, pagaban por internet también y era el propio sistema informático el que les mandaba el código a teclear en las puertas. Tras el uso de una casa, esta se quedaba sin poder alquilar, hasta que se realizaba su limpieza, pero eso era cada 5 horas. Y eso era ...
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