1. Historia del chip (045): Nuevas normas (Enko 004)


    Fecha: 09/02/2018, Categorías: Lesbianas Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos

    ... fingida. Encogió más el estómago y sacó más el pecho. Volvieron la mirada hacia ella unos cinco minutos después y Mike se explayó visualmente para satisfacción de Trudy.
    
    —Necesitamos un gatillo, un disparador. Te llamaremos T cuando hablemos con la esclava y Trudy el resto del tiempo. Mike tiene todos los derechos sobre ti, cedidos por mí. Salvo que desees abandonar.
    
    Trudy no dijo nada. Ya había aprendido la lección con Enko. Si se iba, no volvería. No pensaba rogar. Quizás la estaba probando.
    
    —Mike va a tomarte las medidas, así que va a tocarte. Es tu última oportunidad para abandonar. Si decides no hacerlo, lleva las manos hacia tu nuca. No en la típica postura con los codos hacia fuera sino hacia arriba. No estás acostumbrada y es menos cansada de esa manera.
    
    Trudy no se movió del sitio y puso las manos donde se lo indicaron.
    
    —Cuando Mike o yo te toquemos, estés donde estés, salvo que sea peligroso o inadecuado, cerrarás los ojos. Y no los abrirás hasta que te lo indiquemos o te toquemos la ceja izquierda con un dedo.
    
    Trudy pensó que era algo extraño.
    
    —¿Puedo preguntar?
    
    —Sí.
    
    —¿Para qué un gesto? ¿Por qué no simplemente decirlo?
    
    —Es un automatismo que debes aprender. No siempre es conveniente verbalizar la orden.
    
    Trudy cerró los ojos en cuanto Enko acercó la mano a su pecho. Iba a ser difícil acostumbrarse a eso. El pezón reaccionó como siempre, alegre y dicharachero. Trudy pensaba que para los hombres su erección involuntaria debía de ser ...
    ... embarazosa y, por su parte, le pasaba lo mismo con sus pezones. Enko parecía saber siempre cómo hacer que estuviesen duros como piedras y afilados como agujas.
    
    Reconoció los dedos de Mike. Unos dedos más ansiosos y, estaba segura, más necesitados. Aunque pronto se iban a saciar. Los pezones, con su vida propia, no parecían estar menos deseosos de los nuevos demonios.
    
    Mike prosiguió, -como no-, por la zona entre las piernas. Esa parte que tanto anhelaba caricias. Enko no la había tocado allí desde que había llegado y ahora un extraño comprobaba la humedad de su vagina. Apreciaba como los verticales labios estaban lubricados y alerta. Seguramente pensaría que era por él.
    
    —Desde ahora, Mike comprobará tus senos, tus nalgas y tu vagina en primer lugar. No porque sea insensible o maleducado, es más bien una cuestión de cabeza. Como esclava, deberás pensar en términos de tu cuerpo. Y las convenciones de que Trudy ha aprendido durante su vida, ya no son válidas. La inspección tiene múltiples motivaciones: satisfacer a tu observador, llevarte a T, provocar que vuestra relación se haga más y más física, etc.
    
    —No está cómoda, Enko —recalcó Mike decepcionado.
    
    ¿Y qué quería? pensó Trudy molesta. Enko asintió a Mike y continuó dirigiéndose a Trudy.
    
    —¿Ves? Pronto ya no te ocurrirá, T. Te lo aseguro. Trudy todavía quiere controlar tu cuerpo. ¿Has comido, Mike?
    
    —No, Enko. Justo te iba a sugerir que fuéramos a tomar algo.
    
    —Me parece bien. Y así podremos hablar con T de ...
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