1. Secreto a cuatro voces 2: Las dos habitaciones


    Fecha: 12/02/2018, Categorías: Intercambios Autor: Sirena y Triton, Fuente: CuentoRelatos

    ... conductores designados y por tanto las únicas que pudieron consumir vino y uno que otro coctel, fueron Carolina y Tamy.
    
    Después de la segunda ronda, Tamy preguntó: “¿Dónde vamos a bailar hoy? El sitio al que fuimos no es el mejor, pero trae recuerdos”. Todos rieron haciendo los comentarios y bromas respectivas, y luego de un rato de conversación entre jocosa, nerviosa y seria, sobre el sitio ideal, la conclusión fue: no ir a bailar, iban a ir directamente al Motel, donde reservarían una habitación distinta para vivir otras experiencias.
    
    Evidentemente, tomada esa decisión, la ansiedad era cada vez más fuerte. Pedir una ronda adicional ya no era tan divertido como al principio. Incluso el lugar, de agradable y relajante, pasó a un poco incómodo e incluso generaba ansiedad. Cuando se terminaron los tragos de Carolina y Tamy, ambos hombres, casi sincrónicamente dijeron que ya era hora de irse. Aseguraban que era probable que ocuparan las mejores habitaciones si llegaban tarde. Un razonamiento que en otro momento no hubiera tenido mucha lógica y aceptación, pero por las emociones presentes, para los cuatro, sonaba como un discurso lleno de sabiduría.
    
    Durante su salida, hasta la taquilla de pago del estacionamiento, conversaban sobre la logística: ¿Cómo se trasladarían al lugar?, ¿qué habitación rentarían?, ¿cuánto tiempo iban a estar?, etc. Al final, las respuestas fueron: Cada pareja iría en su vehículo, por lo tanto tendrían que rentar dos habitaciones; se quedarían ...
    ... toda la noche, lo que permitiría que Roberto y César pudieran tomar algo de licor y que los cuatro pudieran disfrutar de los dos ambientes.
    
    La fila de dos personas para pagar se hizo insufrible, pero en pocos minutos ya estaban en camino hacia el Motel. Durante el camino, con algo de tráfico y uno que otro obstáculo no previsto, el tiempo se hizo más largo de lo esperado. Esto permitió enviar mensajes de texto para chequear que las cosas en ambos hogares estuviera del todo bien y también una que otra sugerencia y propuesta entre Carolina y Tamy.
    
    Habiendo aparcado los respectivos vehículos y ya en las habitaciones correspondientes, los cuatro se dispusieron a arreglarse y prepararse. Pasados un poco más de 30 minutos, Tamy llamó a Carolina para fijar el momento de reunión e intercambiar los números de los cuartos. Carolina, con un toque de misterio y picardía, le contestó que en 15 minutos estarían listos, y le preguntó que si podía ir primero sólo ella a la habitación donde se encontraban, para mostrarle algunas cosas que había llevado y decidir si las utilizarían. Tamy estuvo de acuerdo, y unos minutos después ya estaba tocándoles la puerta.
    
    Roberto abrió la puerta y al mirar a Tamy, se dio cuenta que se había maquillado, que olía excelente y que debajo de un enorme abrigo, tenía un vestido de semicuero dorado que evidentemente Carolina le había prestado. Y ella, que evidentemente no esperaba que él abriera, sonrió con una expresión combinada entre ternura y lujuria. ...
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