1. Aquellos campamentos


    Fecha: 14/02/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... otra cosa que pantalones cortos, muy cortos. Recuerdo muy bien como me había gustado desde el principio sorprender alguno de los tiernos y suaves testículos de Santi asomarse por pernera del pantalón. Era una visión que me excitaba y que me alentava a colocarme los lugares desde donde pudiera tener tan edificante visión. Leo iba mucho más lejos, como es natural, y aprovechaba muchas de las ocasiones en que estábamos sentados con las piernas abiertas para meterle la mano por pernera a Santi y cogerle uno de esos bellísimo testículos que nos la enseñaba entre sonrisas y risas. No recuerdo que le sacara nunca el sexo, pero los testiculos de Santi nos los mostró unas cuantas veces. Aquella imagen me excitaba sobremanera y ya comencé a mastrubarme cuando estaba solo con el simple recuerdo de los dedos de Leo urgando en las cortas perneras de Santi hasta llegar a sus dorados huevecitos. Había unas letrinas en el centro del campamento, pero habitualmente hacíamos nuestras necesidades directamente en el bosque, entre los pinos. Como Leo siempre llevaba Santi con él yo estaba obsesionado en ver que hacían, porque yo pensaba que cuando estaban apartados le tocaba el sexo también a Santi y quizás se mastrubaban. Aunque los intenté espiar solo unas cuantas veces conseguí sorprenderles, pero esas ocasiones han dejado unos recuerdos imborrables. En una de las ocasiones en que les seguí hasta detrás de unos matorrales vi como después de mear los dos con los pantalones y los calzoncillos ...
    ... por las rodillas, Leo se ponia de cara a Santi y comenzaba a tocarse el pene hasta ponerselo completamente erecto. Luego le cogía la mano a Sani para que se lo tocase y él mismo le masajeaba con cierta rudeza el pequeño y tierno miembro de Santi. Los tocamientos no cesaron hasta que Leo cogió por encima la mano que Santi tenía sobre su pene y aceleró la masrubación hasta que eyaculo en abundancia y, para mi gran sorpresa, delante mismo de Santi. Esa escena me sacudió y motivó de tal manera que viví el resto de los días del campamento pendiente de volverles a ver en acción. La siguiente ocasión fué muy similar, pero està vez les veía mucho mejor y pude observar con detalle como le agarraba Leo las nalguitas blanquísimas de Santi que estrujaba mientras éste le mastrubaba. Yo también me mastrubé aunque no llegué a euacular. Esta vez la leche de Leo quedó en parte en la mano y las botas de Santi. Las manos se las limpió sobre la hojarasca, pero las gotas que le cayeron sobre el zapato todavía las pude ver claramente a partir de aquella tarde. Por las noches, en la montaña, a pesar de ser verano, hacía bastante frío y todos nosotros habíamos llevado los rudimentarios sacos de dormir de la época. Leo no había llevado nada y aunque le habían dejado una manta los mandos del campamento, desde las primeras noches dormía dentro del saco de Santi. Yo dormía al lado de ellos y para mí eran una tortura los minutos antes de dormirme oyéndolos restregarse y hablar entre ellos en voz baja. ...