1. Las mejores maestras


    Fecha: 14/02/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... comerle el coño. Siempre había fantaseado sobre de que color tendría el vello púbico y sobre si lo llevaría depilado, pero todavía no se lo podía ver, me tapaba mi padre, de todas formas si le veía la cara y era todo un poema, estaba colorada, sudorosa, con los ojos entreabiertos y gimiendo de placer.
    
    En aquel momento ella miró hacia la puerta. Por un momento creí morirme, estaba seguro que ella me habia visto, o como mínimo mi sombra o algún movimiento. En cualquier momento se lo diría a mi padre y este me partiría la cara (me daba igual, había valido la pena). No pasó nada y me quedé por unos segundos perplejo, pensando que como podía ser que no me hubiese visto Mireille. Al oír que seguía gimiendo, volví a colocarme en la rendija de la puerta para seguir observando
    
    Antes de que ella se corriese debido a la comida de coño, mi padre se levantó y se sentó a su lado. Mireille le desabrochó el pantalón mientras le besaba la boca y le sacó la polla. Seguía teniendo un enorme pollón y estaba totalmente empalmado. Mireille bajó la cabeza y se la empezó a chupar. En aquel momento yo ya no pude más y me saqué la polla, sentía que me iba a reventar en el pantalón, jamás la había tenido tan dura y caliente. Empecé a pajearme mientras ella seguía chupándosela y acariciándole los huevos con la mano. Nuevamente vi como mientras se la mamaba, sus ojos se dirigían hacia la puerta de la habitación. Ahora ya no me sobresalté. En sus labios se dibujó una sonrisa y mientras miraba ...
    ... hacia la puerta, diría que me guiñó un ojo.
    
    Por un momento separé la mirada, para fijarme en mi propia polla, la cual yo seguía masturbando. En la habitación, mi padre y Mireille ya estaban follando, ella estaba encima de él y yo la veía de frente, con sus preciosas tetas dando botes frente a mí. Mireille seguía mirando hacia la puerta y sonriendo. Estuvieron un rato "cabalgando" y a continuación él se puso encima y la penetró con fuerza, los gemidos eran ya gritos de placer y yo estaba a punto de correrme, ella volvió a ponerse encima y a botar con fuerza mientras le agarraba el pelo del pecho y gritaba mirando hacia mi escondite ¡Ya llego, ya llego, eres tu quien me hace llegar!, en ese preciso instante me corrí, creo que al mismo tiempo que ella, expulsando todo mi semen con fuerza en su puerta mientras veía su cara extenuada de placer y su cuerpo desnudo cayendo agotado sobre la cama.
    
    Agotado y muy emocionado por lo que había visto, me dirigí a mi habitación, olvidando por completo el "regalo" que le había dejado a Mireille en la puerta de su habitación.
    
    Me dormí enseguida. Tuve maravillosos sueños, rememorando lo que había podido ver, pero en mis sueños era yo quien poseía a esa diosa maravillosa. Por la mañana me despertó el silencio. Sé que suena raro, pero fue así. No se oía nada en casa. Al cabo de unos minutos llamaron a mi puerta y oí la dulce voz de Mireille, que con ese acentito francés que me volvía loco me preguntaba si podía entrar, que si yo estaba ...
«12...141516...31»