1. Las mejores maestras


    Fecha: 14/02/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... solo, debían esperar a que yo me fuese a la mili (puso como excusa, que no deseaba, que yo viese cosas que a mi edad, aún no debía…jajajaja, que cachonda! Lo hizo por mí, para que mis últimos meses antes de irme pudiese disfrutar del amor y del sexo que mi hermana Conchi, aún me brindaba, ya que ella no podría)
    
    A Conchi, casi le caen las lágrimas de alegría al oír que podría empezar a vivir con su novio en casa. Toda la casa para ellos, su nidito de amor! Besó a Mireille y la abrazó (en verdad, las dos se habían cogido mucho cariño) y salió de casa volando y avisando de que se lo iba a contar a su novio y de que llegaría tarde. Al quedarnos solos Mireille y yo, ella empezó a pedirme disculpas por haber conocido a otro hombre, etc, etc. Riendo la tranquilicé. Le dije que entendía perfectamente, que una mujer como ella, debía tener a su lado y merecía tenerlo, a un hombre que le supiese dar todo lo que ella necesitaba.
    
    Mireille al oír eso, se encargó de darme durante dos horas de sexo completo y maratoniano, lo que según ella, yo merecía. Esa fue la última vez que Mireille y yo tuvimos sexo. Hoy en día aún es una mujer de muy buen ver y felizmente casada con Carlos.
    
    Los 2 meses antes de irme a la mili fueron como una carrera de fondo.
    
    Mireille se casó con Carlos. A la boda vino también Mónica, la cual estaba preciosa; la acompañaba un tipejo, al cual nos presentó como su novio. El tío, la verdad, no valía nada. Yo no daba un duro por esa relación (el tiempo me iba ...
    ... a dar la razón, gracias a dios). Conchi fue preparando la casa, para la llegada de su novio. La pintó de nuevo y la decoró a su gusto. Lógicamente la ayudé en todo lo que pude, incluyendo la pintura y a mover y cambiar los muebles. Todo esto hacía que nos manchásemos y sudásemos mucho, por lo que nuestras visitas al cuarto de baño, fueron a diario durante esos dos meses (jejejeje, el que haya leído este relato desde el principio lo entenderá).Fuimos casi como un matrimonio. Casi cada noche, dormimos juntos y tuvimos el sexo más placentero del mundo, ya nadie nos podía pillar, la casa era nuestra.
    
    Y así fue, como un 8 de Septiembre, me fui a cumplir el servicio militar. Fui destinado a Zaragoza como guardaespaldas de un Teco (Teniente Coronel), por lo que vivía a cuerpo de rey y me pegaba unas fiestas de aúpa. Aún hoy, me permito el lujo de decir, que las mujeres de Zaragoza, son las más fogosas, ardientes, liberadas y hermosas de toda España.
    
    Y se acabó el año. Ahí estaba yo. Con la blanca en la mano y sin saber a donde ir o que hacer. Mireille hacia su vida con Carlos, Conchi vivía en nuestra casa con su novio y mi querida Mónica ganándose la vida en otra ciudad y viviendo con el tipejo aquel. Me equivoqué. Al salir del cuartel, libre cual paloma mensajera, me dirigí a un Bar situado en la Calle Doctor Cerrada a tomarme una cerveza y a pensar un poco en mi vida. Pensando, pensando, me di cuenta de que tan solo Mireille y Conchi, sabían que yo me licenciaba ese día. No ...
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