1. Con el vendedor...


    Fecha: 17/02/2018, Categorías: Gays Autor: renovatio111, Fuente: xHamster

    ... acelerado. Mis bolas golpeaban en su barbilla. Cuando no puedo más y lanzo varios chorros de esperma que recibe goloso en su boca. Caigo de rodillas y Diego me alcanza y me besa. Mi semen todavía en su lengua, impregna toda la mía y hasta que no queda nada en nuestras bocas, no nos separamos. Su verga todavía durísima necesitaba de ayuda. Me agacho para recibirla en mi boca, pero Diego no me lo permite. Tenía otras ideas. Toma un almohadón de uno de los sillones, me acuesta boca abajo en el piso, dejando mi vientre levantado. Estoy super relajado en el piso, puede ser por la cerveza y por las ganas de ser penetrado, aunque tuve algo de miedo, nunca me había penetrado algo tan grande! Con sus manos separa mis nalgas y su lengua empieza a investigar en mi culo. Trato de abrirme lo más posible para ayudar a su trabajo. Me introduce dos dedos en el ano, un tercero, incluso un cuarto. Cuando notó que podía recibirlo, los sacó se ensalivó bien el miembro y lo apoyó en mi entrada. Empezó a empujar. Separé las piernas al máximo. Su glande entró con alguna dificultad, pero estaba dispuesto a que ingresara del todo. Siguió penetrando, mi ano se contraía y expandía a su camino, tratando de expulsarlo, tratando de retenerlo. En un momento dado el dolor se hizo casi insoportable y como lo notó por mi quejido, se paró en seco, esperando que me habituara a su tamaño. Cuando ...
    ... me hube relajado, siguió penetrando hasta llegar al final. No podía creer que había podido recibir todo ese vergajo! Por lo menos medía 23 cm! Empezamos a movernos lentamente, tratando de unir nuestros ritmos. Mi verga se había levantado nuevamente y la fricción con la tela del algodón me daba una linda sensación. Sin sacármela me hizo poner en cuatro patas y así siguió penetrándome. Me agarró la pija y me empezó a masturbar. Aceleramos el ritmo. Nuestras respiraciones se hicieron más rápidas. Empezamos a gritar. Sacó su herramienta y empezó a eyacular en mi espalda largos chorros de esperma, que creí que no se acabarían nunca. Yo acabé casi en el mismo momento. Cuando termino, nos caímos abrazados. Cuando nos recuperamos fuimos a ducharnos juntos.Se quedó conmigo en casa hasta que me volví a mi ciudad. Pasamos dos días inolvidables. No quise que me acompañara hasta la terminal de ómnibus, no valía la pena. Nos despedimos con un “hasta luego”, aunque tal vez no nos volveríamos a ver. Recibí tres e-mails de él, los cuales me apresuré a responder. En ellos me decía que estaba buscando otro trabajo. Durante tres meses, no supe nada más. Me hacía falta y aunque solamente pasamos dos días, fueron insuperables. La semana pasada recibí un e-mail en donde me comentaba que por razones laborales, tendría que venir a mi ciudad y si le va bién se piensa quedar un tiempo... 
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