1. Fiesta con sauna y discoteca


    Fecha: 18/02/2018, Categorías: Erotismo y Amor Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... notario y yo estaba seguro que era lo mejor. Así ha sido hasta ahora. Con esto, si llegaba el divorcio, que llegaría muy pronto, mi madre no podría echar mano de ningún bien inmueble heredado por mi padre, solo de una parte económica que convendrían en hacer en grueso de una vez para siempre. En presencia del notario y con las cosas que me dijo y la cantidad de documentos que vi, mi padre se quedó muy pobre, yo era el rico y a mi madre ya la imaginé —con cierto regusto por mi parte—, fuera de nuestra casa: divorcio a la vista. No erré nada como podrá verse algún día cuando quizá cuente el drama de mi madre con su divorcio.
    
    Fuimos al banco, el director me mostró todos los papeles que iba a firmar y uno con la cantidad a depositar tras la firma de un cheque nominal, que tenía siete cifras, siendo el primer número un 8. No hice alarde ni miré a nadie sorprendido ni vanidoso, porque ese dinero era de mi padre, correspondía a una cuenta que cambiaba de titular. Intenté olvidar mi nueva condición al salir del Banco, pero en un momento que Tío Paco se entretuvo para conversar con un empleado del banco, le dije a mi padre que esa tarde íbamos a ir a otro pueblo los cinco primos y un amigo y me gustaría invitar yo a todos para hacer fiesta de despedida. Le pareció interesante, me preguntó quiénes iban, se lo dije, y me preguntó:
    
    —”¿Tienes dinero?”.
    
    —”Algo tengo, creo que suficiente, te lo digo para que lo sepas; es que como en todo lo que hemos hecho he sido siempre ...
    ... invitado, me parece…”, dije esto y no me dejó acabar la frase.
    
    —”Me parece muy bien, se han portado con nosotros mejor de lo que esperaba; toma esto”, echó mano de la billetera y me dio un fajo de billetes, más de lo que yo tenía, quería decir algo, pero mi padre me dejó sin habla, tapándome la boca.
    
    Antes de entrar en casa le dije a solas:
    
    —”Papá, ¿somos ricos?”.
    
    —”¿Tú qué crees?, a las preguntas comprometidas o de mal gusto siempre respondía con otra pregunta.
    
    —”Yo creo que sí; ahora opino que sí, sé que eres rico”, le dije.
    
    —”¿No te parece que ahora el rico eres tú?”, contestó muy serio.
    
    —”No, papá, sé que todo es tuyo y por tuyo mío, pero es tuyo, tú lo has hecho, lo has guardado y lo mereces; creo que si las cosas hubieran ido de otra manera en la familia, no hubiéramos llegado a esto”, respondí con la misma seriedad que él.
    
    —”Has madurado mucho, hijo; gracias por lo que dices y gracias por ser como eres”, y me pasó la mano por la cabeza como cuando yo era un niño.
    
    Pasó el tiempo y en algún momento me había parecido que yo había actuado como un traidor; me pareció que había cometido contra mi madre una traición filial. Me curé cuando un día mi propia hermana me dijo que no me sintiera mal ni como un traidor, porque la traidora había sido mi madre, porque cometió traición maternal contra nosotros. Es la cosa más seria, aguda y acertada que jamás había oído decir a Roxana. Roxana se quedó con la vivienda actual, trabajó en el negocio de mi padre que era ...
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