1. Apocalipsis


    Fecha: 21/02/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: CaballeroGris, Fuente: xHamster

    ... cuidadosamente un poco de alcohol empapado en un trocito de algodón. Jaime respondió al dolor retorciendo levemente el cuerpo y apretando los dientes.María contemplo el cuerpo de su hijo, era fuerte y las heridas mostraban el hecho de que daba su vida por protegerla. Se sintió dichosa. Una pequeña vela dorada colocada en la mesita de noche daba luz tenue y parpadeante a la limitada habitación.Él se dio la vuelta, en la espalda tenía algunas rozaduras, también le aplicó alcohol. Se puso más encima y masajeó un poco su espalda, intentando otorgar un poco de relax a sus músculos y machacada espalda.“Relájate cariño, mamá te necesita relajado y fuerte”.Sus manos eran tan suaves que parecía que no habían vivido un apocalipsis. Jaime venció su cuerpo sometido al perfume de la vela, el cansancio y las manos de su madre.Pero se relajó demasiado……Mientras más se prolongaba el masaje más vergüenza la iba a dar darse la vuelta para que cosiera su herida del costado. No recordaba el tiempo que hacía que unas manos femeninas le habían provocado una erección de aquel tamaño, pero el hecho de ser su madre le sumergió en una infatigable intranquilidad, ahora el masaje no era tan relajante como antes.“Voy a coserte esa herida del costado antes de que vuelva a sangrar. Date la vuelta amor”.Se giró lentamente, en un extraño movimiento mitad resignación mitad deseo de algo abstracto. Su pene quedó abultando exageradamente bajo la sábana. No había posibilidad de disimulo, estaba totalmente ...
    ... desnudo y solo se le tapaba, torpemente, el miembro muy erguido.María se percató rápido. Tragó saliva y pidió perdón disimuladamente, agarrando el crucifijo que tenía colgado en el cuello. Luego se lo quitó y lo colocó boca abajo sobre la mesita de noche.Calentó la aguja con la vela, luego se echó sobre él a la altura de su cintura y cosió una de las dos heridas del costado. Él aguantó estoicamente el dolor, pero sin bajar un milímetro de su erección. La herida cosida estaba a escasos centímetros del abultamiento de la sábana, entre el costado y el vientre plano y marcado.Se echó más y besó la herida recién cosida con dos puntos.“Pobre hijo mío, paga con su sangre la protección de su madre”.Jaime no decía nada, solo hablaba con la permanente erección, como un perro que se comunica moviendo el rabo.Otra vez la besó, esta vez restregó su lengua por la herida y parte del vientre.Jaime sintió una quemazón de necesidad que le recorría todo el pene y le hacían hinchar los testículos.“Mamá solo se dedica a estar en casa a esperar que su hijo, su macho, le siga manteniendo con vida”.María apartó las sábanas. La polla de su hijo se mostró en toda su magnitud. Muy larga y regordeta, con ciertas venas marcadas, con el capullo muy rojo y medio fuera.María miró de nuevo al techo y pidió perdón susurrando.“Pero mamá sabe valorarlo y va a dar las gracias a su nene siendo complaciente, sumisa del destino que Dios nos tenía preparado”. Lo decía a gemiditos, con la respiración agitada, excitada por ...
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