1. El principio del fin 3 (adicto a esa mujer y a sus juegos eróticos)


    Fecha: 22/02/2018, Categorías: Grandes Series, Autor: Avariciasex, Fuente: CuentoRelatos

    Serían las ocho de la mañana cuando llamaron a la puerta de mi habitación. Todavía dormido la abrí y allí estaba Lidia, estaba imponente como siempre, la invité a pasar pero ella me contestó…
    
    .- ¡No! Tengo trabajo, hoy estarás todo el día solo. Aquí tienes. Sigue las instrucciones y nos vemos a la noche.
    
    Me entregó un sobre y se marchó, cuando había dado unos pasos, se giró de nuevo y vino hacia mí, me abrazó, me beso, y me dijo…
    
    - ¿Te lo pasaste bien anoche? ¿Te folló bien? ¿A qué fue el mejor regalo de tu vida? Luego me lo cuentas que tengo que ir a trabajar. Nos vemos a la noche.
    
    Se volvió a girar y se alejó. Era increíble lo que me estaba pasando, no salía de mi asombro. Aquella mujer me había regalado otra mujer, no conozco a nadie que le haya pasado algo así. La sonrisa que tenía en mi cara desapareció de inmediato al abrir el sobre que me había dado. En su interior tres mil quinientos euros y una nota que decía…
    
    “Esta noche tenemos una cena importante y tenemos que ir de etiqueta. Cómprate un traje oscuro, bonito y elegante, unos buenos zapatos y una corbata de color. Te dejo el dinero para que lo pagues. No te importe gastarlo todo, lo pago yo. Te espero en el bar del hotel a las ocho. Que pases un buen día nos vemos a la noche”.
    
    Las dudas invadieron de nuevo mi cabeza, mil preguntas pasaban como balas por mis pensamientos. Esto no era normal, si no fuera porque lo estaba viviendo en mis propias carnes, no me lo creería. Aunque una pregunta ...
    ... me surgió de repente por primera vez desde que conocí a Lidia. ¿Dónde me conduciría esta relación? En ese momento me entraron ganas de volverme a casa y dejarlo todo, aunque otra parte de mi, quería seguir adelante. Me intenté relajar y decidí seguir las instrucciones de la nota, aunque me propuse hablar con ella sin falta.
    
    Ahora puedo afirmar que este es el segundo gran error que cometí, tendría que haber seguido mi instinto y largarme con viento fresco. Pero no lo hice, pero no lo hice, ¡pero no lo hice!
    
    El día fue bien, seguí al pie de la letra lo que decía la nota. Por la mañana después de reponer fuerzas en el bufete del hotel, salí de compras, un traje, unos zapatos y un capricho, un buen reloj, que siempre me han gustado. Después de comer decidí disfrutar un poco más del hotel, fui al peluquero, me di un buen baño y me acosté un rato a descansar. Después de la siesta me preparé y bajé al bar como decía en la nota. Eran las ocho y veinte cuando apareció por la puerta del bar.
    
    ¡Dios mío! Fue lo primero que dije al verla. ¡Qué sexy! No os lo podéis ni imaginar. Lidia llevaba un vestido largo de fiesta de color negro ajustado a su cuerpo que marcaba toda su figura femenina y sensual. La parte superior lucia lentejuelas y paillettes, combinados con trozos de transparencia que dejaban ver su piel. Y la abertura de la falda que subía hasta arriba, hacía que a cada paso ella dejará ver sus bonitas piernas, subidas en aquellos magníficos zapatos gris perla con ...
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